Un centenar de asistentes se acercaron a los Cines Embajadores Foncalada para disfrutar de la primera sesión del preestreno de «La Deuda», último trabajo de Daniel Guzmán. Cuando finalizó la proyección, mientras algunos se recuperaban del impacto de la historia, el cineasta madrileño compartió impresiones con los asistentes en un coloquio que rondó la media hora de duración. «La historia nace de una vivencia personal que tuve con mi abuela en su etapa final», confesó.
Guzmán, empujado por una pregunta de uno de los asistentes y por el revuelo que está generando la perspectiva social de la trama, apuntó que «la gentrificación está apegada a nuestra realidad; cuando uno empieza a escribir, inconscientemente, le salen los temas que le mueven o que le preocupan en su día a día». No obstante, admitió que no todo es espontáneo y que su objetivo era crear una película en la que «la culpa fuese el motor».
«Soy consciente de que este tipo de películas van completamente en contra de hacer taquilla, pero son las películas que me salen. Aunque realmente no tienen sentido porque, si tienes suerte, vas a estar dos semanas en la cartelera y no vas a recuperar lo invertido nunca», explicó Guzmán, que zanjó esa reflexión provocando las risas de los asistentes diciendo que «nadie me obliga a hacer este tipo de cine, al fin y al cabo, el tonto soy yo. Pues haber estudiado».
«Sinceramente, no esperaba una película tan buena. Se necesitan tontos como tú en el mundo del cine», exclamó uno de los asistentes recogiendo la expresión del cineasta. «Es una película para adultos, resulta creíble para el espectador. Es como si hubieras cogido la cámara y te fueses a buscar en la calle los elementos de la realidad que vivimos todos actualmente», completó, piropeando el carácter de «La Deuda» y provocando una sonrisa de oreja a oreja en el director.
Reflexión sobre el funcionamiento de la industria del cine en el presente
Cerca del final, profundizando aún más en alguna de las problemáticas que justifican que estas películas no sean viables, explicó que «cuando llegue el estreno de Avatar, el 70% de las pantallas de los cines van a estar ocupadas. El resto vamos a quedar en segundo plano o vamos a desaparecer».
Resaltó que «hay mucha necesidad de producción y de engordar los catálogos de las plataformas; sin embargo, luego me pongo a buscar una película y tardo más tiempo que yendo al cine». «Solo en este mes se estrenan 70 títulos, es imposible competir con eso. En mi época de estudiante iba al cine una o dos veces a la semana y podía verme todas las películas que había en la cartelera», concluyó, denunciando el enfoque productivo de los últimos tiempos.
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