el mensaje que redefine el futuro del Gobierno
  1. Puigdemont marca distancia con el PSOE
  2. Consecuencias inmediatas en el Congreso
  3. El futuro de la relación Cataluña-España
  4. Un equilibrio cada vez más frágil

Puigdemont marca distancia con el PSOE

El anuncio de Carles Puigdemont no ha pasado desapercibido. Desde su residencia en Bruselas, el dirigente independentista ha declarado que su partido «no se siente ya vinculado» al pacto de investidura firmado con el Partido Socialista Obrero Español. Según sus palabras, “solo ayudaremos a un Gobierno que esté dispuesto a ayudar a Cataluña”.

El mensaje, difundido a través de redes sociales, supone un golpe directo a la estrategia de estabilidad del Ejecutivo. La formación de Junts fue clave en la investidura de Pedro Sánchez y su apoyo parlamentario ha sido determinante en varias votaciones recientes.

Un clima político cada vez más tenso

La decisión de Puigdemont se produce tras semanas de desencuentros entre el Gobierno y los independentistas por la aplicación de la ley de amnistía y el desarrollo de los compromisos adquiridos en el acuerdo de investidura. Fuentes del entorno del expresidente aseguran que “la paciencia se ha agotado”.

Desde el PSOE se ha intentado rebajar la tensión, insistiendo en que “el diálogo sigue abierto”. Sin embargo, el tono del mensaje de Puigdemont apunta a un escenario mucho más complejo, con riesgo de bloqueo legislativo en los próximos meses.

En el ámbito parlamentario, la ruptura podría dejar al Gobierno sin mayoría suficiente para aprobar iniciativas clave, como los próximos Presupuestos Generales del Estado. La dirección del PSOE evalúa ya posibles alianzas alternativas con otras formaciones nacionalistas.

Por su parte, desde Junts se insiste en que el Ejecutivo ha incumplido compromisos “esenciales” sobre la financiación autonómica y el reconocimiento del catalán en instituciones europeas. Estos puntos, afirman, fueron «pilares fundamentales» del acuerdo original.

El miistro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo y la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes y portavoz del Gobienrno, Pilar Alegría, durante una rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, en el Palacio de la Moncloa, a 23 de septiembre de 2025, en Madrid. (Jesús Hellín / Europa Press)

Reacciones desde el independentismo

Las formaciones soberanistas han acogido con matices el anuncio. Mientras ERC mantiene una postura más prudente, desde la CUP se ha celebrado la ruptura como “una liberación política necesaria”. En el ámbito institucional, la Generalitat evita pronunciarse de momento.

Analistas políticos destacan que la maniobra de Puigdemont podría tener también una lectura electoral. La posibilidad de unas nuevas elecciones generales o catalanas aumenta si el actual equilibrio de fuerzas se rompe de manera definitiva.

El futuro de la relación Cataluña-España

Más allá de las consecuencias inmediatas, el anuncio reabre un debate que parecía estabilizado: el encaje político de Cataluña en el Estado español. El líder de Junts plantea ahora que cualquier negociación deberá pasar por un “nuevo marco de confianza mutua”.

En este sentido, la Moncloa insiste en su compromiso con el diálogo, aunque reconoce que las posiciones actuales están “muy alejadas”. Mientras tanto, el calendario legislativo se complica y las alianzas se vuelven imprevisibles.

Puigdemont busca protagonismo internacional

Desde Bruselas, el líder catalán intenta reforzar su perfil como interlocutor europeo. Su equipo ha mantenido contactos discretos con eurodiputados de varios grupos para trasladar su visión sobre el proceso catalán. La estrategia pretende situar de nuevo la cuestión catalana en el centro del debate político comunitario.

Sin embargo, fuentes diplomáticas advierten de que el margen de influencia es limitado. La Comisión Europea ha reiterado que la cuestión catalana debe resolverse “dentro del marco constitucional español”.

Un equilibrio cada vez más frágil

La ruptura entre Junts y el PSOE deja a Pedro Sánchez ante un escenario incierto. La legislatura podría quedar marcada por la inestabilidad, mientras Puigdemont consolida su papel como actor clave desde el exterior.

La relación entre el Gobierno central y el independentismo catalán entra así en una nueva fase. Una etapa en la que cada decisión será observada con atención tanto en Madrid como en Bruselas. Lo que ocurra en los próximos meses determinará si el proyecto político de Sánchez resiste o se fragmenta definitivamente.

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