Santa Cruz de Tenerife recupera su Templo Masónico, un edificio con más de 120 años de historia y único en España. Este monumento arquitectónico fue sede, en la capital chicharrera, del pensamiento intelectual, republicano y progresista, en una época en la que aquellas ideas eran vistas con sospechas por las autoridades y por la iglesia. Este lunes, 27 de octubre, este inmueble, que fue requisado por el régimen franquista, volvió a abrir sus puertas, en el número 25 de la calle San Lucas, para mostrar sus secretos y su simbología a la ciudad, convertido en un centro de interpretación y museo sobre la masonería en Canarias, con el que se pretende difundir y poner en valor este singular patrimonio histórico y cultural.
El de Santa Cruz de Tenerife es el único templo masónico de todo el país que quedó en pie tras las Guerra Civil y también es el único de Europa del estilo de masonería egipcia. Entre sus muros, durante las primeras décadas del siglo XX, acogió ideas que, en su momento, fueron revolucionarias, como la libertad de conciencia, defendiendo el pensamiento libre sin imposiciones religiosas ni dogmas; la educación laica y científica, promoviendo la enseñanza basada en la razón, la ciencia y el humanismo, cuando aún predominaba la educación religiosa; la igualdad entre los seres humanos; el progreso social y el internacionalismo; y el anticlericalismo ilustrado, contra la intromisión del poder eclesiástico en la vida pública. La construcción del Templo Masónico de Santa Cruz, diseñado por el arquitecto Manuel de Cámara y Cruz y que se caracteriza por su imponente fachada egiptizante custodiada por esfinges, y formada por imponentes columnas y por el emblemático ‘ojo que todo lo ve’, se inició a finales del siglo XIX para que fuese utilizado por la Logia Añaza, el taller masónico más importante en Canarias, fundado en 1895 y formado por profesionales liberales e intelectuales.
¿Qué es la masonería?
La masonería es una fraternidad internacional e iniciática, filosófica y ética, que busca el perfeccionamiento moral e intelectual de sus miembros para mejorar la sociedad. Se organiza en logias o talleres y promueve la dignidad humana, la tolerancia, la igualdad y la solidaridad a través de un sistema educativo basado en símbolos, ceremonias y rituales. Su objetivo es fomentar el progreso social y el desarrollo del pensamiento libre. Fue una sociedad secreta en sus orígenes. Las estimaciones sobre el número de miembros de la masonería en todo el mundo a principios del siglo XXI oscilaban entre dos y seis millones de personas. Los requisitos para que alguien pueda convertirse en masón son: ser mayor de edad, ser apadrinado o recibir la invitación oficial de otro masón y, finalmente, ser aceptado mediante una votación en una sesión masónica.
Logia Añaza
La Logia Añaza, que durante varias décadas fue el principal referente masónico de Canarias, empezó a utilizar este inmueble para sus reuniones y ceremonias en el año 1902, aunque la imponente fachada del edificio no se terminó hasta 1923. Entre las iniciativas que llevó a cabo esta logia destaca la creación de la Escuela de Añaza, con la que niños de familias sin recursos pudieron acceder gratuitamente a la educación, en una época en la que la alfabetización no era un derecho universal. La actividad el Templo Masónico llegó a su fin con la victoria del franquismo en España. La masonería fue perseguida, el templo requisado y la logia disuelta.
Requisado por el franquismo
El 15 de septiembre de 1936, en el primer decreto contra la masonería dictado por el general Franco, este inmueble fue requisado y cedido a la Falange. Posteriormente, el ejército lo utilizó como farmacia militar, como óptica para los soldados, y cómo área de acuartelamiento y oficinas, hasta que se cerraron sus puertas, en 1990.
Restauración
En 2001, el Ayuntamiento de Santa Cruz le compró el edificio al Estado por más de 470.000 euros. En 2007, el Gobierno de Canarias lo declaró Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento Histórico. Tras años de lucha por parte de los masones para que se llevara a cabo su rehabilitación, finalmente, en septiembre de 2022, el Consistorio chicharrero inició las obras para recuperar el Templo Masónico, con el fin de convertirlo en un centro de interpretación que pudiera ser visitado.
Reapertura
Este lunes, después de tres años de trabajos, que han supuesto una inversión de más de tres millones de euros, financiados por el Ministerio de Cultura, el Templo Masónico ha vuelto a abrirse a la ciudad. En el acto de inauguración, el alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez, acompañado por el presidente del Gobierno canario, Fernando Clavijo, el ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y la presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, destacó la importancia de devolver a Santa Cruz una joya patrimonial y cultural única en España. También participaron en la reapertura Jesús Soriano, Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo, y el edil socialista Florentino Guzmán Plasencia, miembro de la masonería española y defensor, durante más de 20 años, de la rehabilitación del inmueble.
El regidor resaltó que se ha llevado a cabo una minuciosa restauración del edificio, dirigida por la arquitecta María Nieves Febles, con la participación de la Universidad de La Laguna, «para la que, en muchas ocasiones, se ha usado el pincel, con el fin de respetar la historia y simbología del templo». «Se trata de un inmueble de relevancia internacional, donde todo es simbólico, donde todo tiene una numerología y hasta su emplazamiento está alineado, en longitud y latitud, con determinados edificios singulares en el resto del mundo». El Templo Masónico de Santa Cruz se encuentra en la misma latitud (28º norte) del Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí (Egipto). Este monasterio fue construido en el lugar donde según el Antiguo Testamento, Moisés recibió las Tablas de la Ley.
Salas
La obras de restauración realizadas en este edificio se centraron, según explicó Bermúdez, en la recuperación simbólica y material de la logia masónica, y en la adecuación y compatibilización con los nuevos usos, «contemplando, además, la recuperación de la configuración iconográfica de los espacios de mayor simbolismo, como la Cámara de Reflexiones, la Sala de Tenidas y la Sala de Ágapes».
Subsuelo
La Cámara de Reflexiones se encuentra en el subsuelo, en un tubo volcánico natural. Era un espacio simbólico y fúnebre destinado a la introspección y preparación del candidato a la iniciación masónica. En ella, el masón debía meditar sobre su vida, su propósito y la muerte, para después redactar su testamento filosófico antes de ser admitido en la logia.
Sala de Tenidas
En la denominada Sala de Tenidas se realizaban los rituales, principalmente, las ceremonias iniciáticas que buscan el desarrollo moral e intelectual de la persona, a través de símbolos, alegorías y tradiciones. De este espacio se conserva el pavimento de mosaico y las columnas en relieve.
Sala de Ágape
La Sala de Ágapes se sitúa en el segundo piso. En este espacio se celebraban los banquetes fraternales después de las reuniones rituales (tenidas). La fachada del edificio, de inspiración egipcia, mantiene sus columnas palmiformes, las esfinges y el ‘ojo que todo lo ve’, símbolos de conocimiento.
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