Ha muerto Diego Quiles. El deporte ilicitano llora la marcha de uno de sus mejores valedores, el Elche CF queda huérfano del más esforzado defensor de sus colores. En sus amigos deja un recuerdo que perdurará en el tiempo.
Ninguna otra biografía deportiva es comparable a la de Diego Quiles. Desde la cuna hasta la mortaja. Nació en Altabix, junto al campo de fútbol. De niño disfruta en sus vestuarios ayudando al mítico Coca a limpiar botas, doblar camisetas, arreglar un terreno de juego que más tarde pisarían sus ídolos, los legendarios Lahuerta, Nolet, Titet, Quirant o Sevilla. Vive desde dentro la emoción de la Cooperativa, la llegada de César, los éxitos de aquel Elche CF de leyenda.
Juega, como extremo, con el Altabix juvenil en campeonatos locales y comprueba con orgullo como el equipo del pueblo se hace grande, como orgulloso se siente cuando el presidente Esquitino compra a su abuelo terrenos del campo familiar para poder ampliar la grada norte de Altabix, quedando incluso dentro del recinto una casa que habitará hasta su muerte Rafaela, su madre de leche.
Como empresario, en unión de su hermano José, también se inclinan por la fabricación de calzado deportivo. Kelme se convierte en una gran marca «made in Elche». Cuando Rafael Carrasco le presenta el proyecto de formar un gran equipo ciclista que pueda competir en las grandes vueltas no lo duda un instante. El equipo de la garra universaliza el nombre de Elche, da prestigio a la ciudad.
Responde afirmativamente a la llamada de don Manuel Martínez Valero para integrarse en su junta directiva. Asume la responsabilidad de tesorero, en esos momentos de la construcción del nuevo estadio es un cargo extremadamente complicado. Tras la marcha de Martínez Valero, entra como vicepresidente en la directiva de Vicente Pastor. Cuando éste dimite, Diego Quiles asume la presidencia iniciando una larga andadura al frente de un Elche con la dura resaca de las deudas provocadas por la construcción del estadio. En una gran temporada, 1983 – 1984 vive con emoción el ascenso a Primera en el magnífico escenario de un explosivo Nuevo Estadio. Diego revive sus horas felices de Altabix.
Deja la presidencia, el club entra una peligrosa dinámica que amenaza con la desaparición. Es convocada una asamblea en un Gran Teatro lleno de aficionados y de amor al Elche. Es una jornada con las emociones a flor de piel. Cuando nadie encuentra una salida a los problemas del club, una voz se alza, «¡Diego! ¡Diego!», hasta que se convierte en clamor. Viejos aficionados lloran por la exposición de amor a los colores blanco y verde que ha empapado el acto. Y Diego Quiles acepta la responsabilidad de salvar al club de sus amores.
Asume su responsabilidad deportiva y económica. Transforma el club en Sociedad Anónima Deportiva, liberando los casi mil quinientos millones de deudas. Saca en dos ocasiones al equipo del pozo de la Segunda B con emotivos ascensos, primero en Baracaldo tras permanecer los últimos minutos tenso y pálido a la espera del resultado que se diera en Córdoba. Pero el Elche volvió a Segunda y Diego volvió a disfrutar como un niño con su equipo. Y volvió a vivir la experiencia en el ambiente duro y violento de Melilla en otro partido para la historia. Con tres ascensos, Diego se convertía en el presidente más laureado en la historia del club. Poco importaba si era a Primera o a Segunda, que «a los ascensos se les quiere como a los hijos, todos por igual«.
Pero de lo que Diego se sintió más orgulloso y agradecido es al comprobar que incluso en los agrios momentos con el descenso del equipo la afición siempre le apoyó y respetó, ni un reproche y muchas palabras de aliento. Porque Diego Quiles transmitía amor al Elche y eso lo percibían unos aficionados que siempre vieron, dentro y fuera de casa, siendo o no directivo o presidente, siempre vieron a Diego y Sacra, su esposa, en las gradas de Primera o Segunda B siguiendo a su equipo, el Elche CF.
Con Diego Quiles se nos va un gran ilicitano, un gran defensor del club y el deporte local, y un gran amigo. Descanse en paz.
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