Las farmacéuticas españolas desvían sus ventas a Europa y Latinoamérica por los aranceles de Trump

  1. Un cambio de rumbo comercial
  2. Efectos moderados, pero desiguales
  3. España, entre las economías más abiertas
  4. Un riesgo más europeo que nacional
  5. Adaptación y resistencia

Así lo señala el Informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE) sobre La incidencia en la economía española de las subidas arancelarias, que advierte de que las nuevas tarifas impuestas por la Administración Trump ya están modificando la geografía comercial de la industria española.

El documento apunta que la industria farmacéutica es la más expuesta al mercado estadounidense dentro del conjunto manufacturero nacional.

En concreto, un 8,3% del valor añadido bruto del sector depende de sus relaciones con Estados Unidos, lo que la convierte en la principal afectada por la política proteccionista de Washington. Por detrás se sitúan la metalurgia, con un 6,1%, la industria química, con un 5,5%, y la fabricación de maquinaria y equipo eléctrico, con un 4,9%.

Un cambio de rumbo comercial

El informe del IEE subraya que las compañías españolas ya están reorientando parte de sus exportaciones hacia la Unión Europea y América Latina para amortiguar el encarecimiento de vender a Estados Unidos.

El objetivo, según el análisis, es mantener la competitividad en mercados más estables y con menores costes arancelarios, aprovechando además los acuerdos comerciales existentes de la UE con otras regiones.

Las farmacéuticas, en particular, han empezado a reducir su dependencia del mercado norteamericano. Aunque el informe no cuantifica la caída de las ventas, sí advierte de que las nuevas tarifas están provocando un desplazamiento real de la actividad exportadora hacia otros destinos.

Este movimiento se percibe también en industrias químicas y metalúrgicas, que han visto cómo sus productos perdían competitividad en Estados Unidos frente a fabricantes asiáticos y locales.

Efectos moderados, pero desiguales

El impacto global de los aranceles sobre la economía española es limitado, pero no homogéneo entre sectores. Según el IEE, la exposición directa de España al comercio con Estados Unidos equivale apenas al 1,1% del PIB, lo que atenúa el golpe macroeconómico.

Sin embargo, el documento advierte de que el efecto será más intenso en industrias de alto valor añadido y orientadas a la exportación, que ya están ajustando su producción y estructura de costes.

El organismo estima que el conjunto de medidas proteccionistas podría restar entre 0,1 y 0,6 puntos porcentuales al crecimiento del PIB español en 2025, con un impacto medio de alrededor del 0,3%.

Se trata, según el Instituto, de una pérdida “moderada pero persistente”, que dependerá de la duración de las políticas comerciales de Washington y de la capacidad de respuesta de las empresas afectadas.

España, entre las economías más abiertas

Pese al golpe, el informe sitúa a España entre los países con una política comercial más abierta de la OCDE, con una puntuación de 93,8 puntos en el Índice de Barreras Comerciales 2025, frente a la media europea de 102,7.

Esto significa que el país mantiene una economía más permeable al comercio exterior y menos proteccionista que sus socios comunitarios.

Además, la estructura productiva española —donde el sector servicios representa el 80% del PIB— actúa como un colchón frente al impacto de los aranceles, concentrado en la industria. España, recuerda el Instituto, creció un 3,2% en 2024, frente al 0,9% de la zona euro, lo que refuerza su posición relativa ante la nueva ola proteccionista.

Un riesgo más europeo que nacional

El IEE advierte de que el principal peligro para España no procede del comercio directo con Estados Unidos, sino del efecto dominó sobre la economía europea.

Si el proteccionismo se amplía o genera respuestas recíprocas, podrían endurecerse las condiciones financieras y reducirse la inversión extranjera, especialmente en sectores dependientes de la demanda global.

La incertidumbre comercial prolongada puede afectar a las decisiones de inversión y empleo en el sector manufacturero europeo”, alerta el informe, que considera esencial mantener la estabilidad en los flujos comerciales dentro del continente.

Adaptación y resistencia

Ante este escenario, las empresas más afectadas han comenzado a reforzar sus cadenas de suministro locales para reducir la dependencia de insumos estadounidenses y aceleran la automatización de procesos para ganar eficiencia.

La estrategia pasa por sostener la rentabilidad y proteger el empleo industrial mientras se consolida la búsqueda de nuevos mercados.

El documento concluye que la economía española cuenta con capacidad de adaptación suficiente para resistir el impacto de los aranceles, aunque advierte de que la recuperación dependerá de la evolución de la política comercial de EE. UU. y de la respuesta coordinada de la Unión Europea.

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