Iker Casillas denunció el pasado 16 de octubre que alguien le había robado cinco relojes de lujo en su casa. Cuatro días después, la Policía Nacional detuvo a la asistenta de su ex mujer, Sara Carbonero, y a su marido, un vigilante de seguridad en la urbanización donde vive la periodista junto a sus dos hijos.
El Grupo de Robos y Atracos de la UDEV Central puso en marcha y resolvió la operación Santo, bautizada así en honor al apodo (El Santo) que hacía referencia a las portentosas cualidades deportivas del portero internacional. El canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica ha conocido algunas de las claves de la operación.
Un book con los relojes
Casillas tenía diez relojes de lujo guardados en un cajón del armario de su casa, un lujoso ático en Pozuelo de Alarcón. Desde el pasado verano, el ex futbolista internacional tenía además un book fotográfico con imágenes de todos los relojes.
En ese archivo se incluían fotos de cada reloj, con el nombre del modelo, marca y su valor económico. Una copia en papel de ese book quedó, al menos desde el pasado mes de junio, en un mueble de la casa del ex futbolista.
Allí fue donde, según las investigaciones policiales, pudo verlo Lilian, la empleada que trabaja como asistenta fija para la periodista Sara Carbonero, ex mujer de Iker Casillas. Aproximadamente una vez a la semana, Lilian, además, acudía a trabajar al domicilio del futbolista.
En verano, Casillas se fue de vacaciones. A su regreso, volvió a retomar el tema de los relojes y el book. El 14 de octubre se dio cuenta de que algo iba mal. El ex futbolista pensó que cinco de las piezas no eran las mismas, parecían de mucha peor calidad. Alguien las había robado y sustituido por otras de mucho menos valor.
Personas cercanas
Las investigaciones de la operación Santo se centraron desde el principio en personas que tuvieran acceso a la casa de Casillas. Allí no había señales de violencia ni se habían llevado nada más que los relojes buenos. Muy pronto, los policías, expertos en robos y atracos cometidos por bandas internacionales, centraron sus pesquisas en Lilian.
La mujer, de origen paraguayo y nacionalidad española, llevaba trabajando para Iker Casillas, su entonces esposa Sara Carbonero y sus dos hijos desde el año 2019. Vivió con ellos en Oporto (Portugal) donde Casillas jugó antes de retirarse del fútbol.
La asistenta de Sara Carbonero
Tras el divorcio de la pareja, la asistenta se quedó trabajando en casa de Carbonero y sus hijos, en una lujosa urbanización madrileña. Eso sí, cada semana seguía acudiendo a limpiar la casa de Iker Casillas, con quien tenía muy buena relación.
Fuentes próximas a la mujer explicaron que antes de entrar a trabajar para la familia Carbonero-Casillas, lo había hecho en casa del actual entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, y su familia.
El marido
Lilian no tenía antecedentes ni había cometido ningún delito. Los investigadores de la UDEV Central comprobaron que la mujer está casada con Juan Carlos, un vigilante jurado que trabajaba en la urbanización donde viven Sara Carbonero y sus hijos. El hombre, español y cincuentón, sí había tenido algunos problemas con la ley tiempo atrás.
Los investigadores decidieron vigilar a la pareja, mucho más tras averiguar que iban a irse a Sudamérica. Iban a pasar tres semanas de vacaciones, entre otros lugares, en Paraguay, lugar de nacimiento de la asistenta. Ya tenían los billetes de avión, de ida y vuelta. Se iban a ir de España el 25 de octubre, de forma que la investigación se aceleró.
Compro oro
El pasado día 19, con la policía ya tras sus pasos, el guardia jurado salió de casa y acudió a una tienda de compraventa de oro en el barrio madrileño de Aluche. Allí entregó uno de los relojes robados a Iker Casillas. El oro del reloj fue desmontado por piezas en la tienda y el ladrón cobró 8.000 euros.
Al día siguiente, la Policía detuvo al vigilante jurado y a su mujer. En la casa encontraron varios relojes falsos, posiblemente preparados para dar el cambiazo al resto de relojes buenos de Casillas.
En otra tienda de compraventa de oro y joyas, los agentes recuperaron un Audemars Piguet propiedad de Casillas por el que el ladrón cobró 18.000 euros, mucho menos de su valor real.
Aficionado a la ruleta
A diferencia de otros ladrones de relojes, joyas y casas que persigue la UDEV Central (desde la Camorra napolitana hasta mafiosos albaneses), el matrimonio acusado del robo no tiene experiencia ni son profesionales, son «gente normal».
La pareja ahora acusada del robo habría mostrado simpatía hacia Iker Casillas, pero la mujer ha dejado entrever a personas cercanas que guarda cierto resquemor y tenía una mala relación con su jefa y la ex esposa del futbolista, Sara Carbonero.
El vigilante jurado ha atribuido el robo (solo admite haberse llevado dos relojes de Casillas) a sus problemas con el juego, especialmente apuestas en la ruleta, que le habrían generado muchas deudas.
Afirma que su mujer es inocente y que fue él quien le pidió que le llevara el book con el inventario de los relojes que Casillas había dejado en su casa. La UDEV sigue buscando las tres piezas que faltan y el rastro del dinero que la pareja ha movido en los últimos meses.














