La vida de Dani Alves ha hecho un cambio de 180 grados en pocos meses. Desde que saliera de la cárcel, ha recuperado la relación con su mujer, la modelo canaria Joana Sanz, y hasta han dado la bienvenida a su primera hija en común.
Otra de las grandes diferencias respecto al pasado es la dedicación vital del exjugador del FC Barcelona y tantos otros clubes. Mientras que hasta el escándalo por agresión sexual Alves era una persona conocida por su profesionalismo y longevidad dentro del mundo del fútbol, desde que recuperara la libertad es una persona completamente entregada a Dios.
Así se ha encargado de demostrarlo en sus redes sociales, donde las escenas del día a día y en el césped han dejado paso a numerosas referencias a Jesucristo y escenas bíblicas. De hecho, en su ‘feed’ solamente se puede saber que se dedicó al fútbol durante tantos años por alguna imagen con sus antiguas camisetas de fondo o alguna foto suelta de su etapa en activo.
En la nueva aparición pública de Alves se le ve en la Iglesia Elim de Girona al más puro estilo de los predicadores tan comunes en América, donde anuncian la palabra de Dios en conferencias a viva voz ante un público, en este caso los fieles, entregados.
«Hay que tener fe, hermanos míos, yo soy la prueba de eso. Porque aquí lo que Dios promete, es lo que Dios cumple«, se escucha al antiguo lateral más laureado de la historia del fútbol. Alves encontró en su caso un ejemplo perfecto para demostrar cómo el efecto de la ‘llamada del Señor’ puede ser reparadora hasta la máxima expresión.
«En medio de las turbulencias, en medio de la tempestad, siempre hay un mensajero de Dios. Y ese mensajero en el peor momento de mi vida, me recogió, me llevó para la Iglesia para el camino y hoy yo estoy en el camino gracias a ellos«, comentaba ante la atenta audiencia después de asegurar que «hizo un pacto con Dios«, y que con su ayuda pudo salir del hoyo.
Alves fue acusado de agredir sexualmente a una joven en el baño de una discoteca de Barcelona en 2022 y estuvo 14 meses en prisión preventiva, hasta que el TSJC anuló la condena por unanimidad al encontrar incongruencias en las pruebas que se presentaron.
Ahora, con una vida completamente cambiada, Alves se define como un «discípulo de Dios» y ha empezado lo que parece ser su carrera como ‘influencer‘ de la fe y la palabra de Jesús.















