La central nuclear de Almaraz vive una semana clave. Las grandes eléctricas propietarias de la central nuclear de Almaraz trabajan a in extremis para presentar al Gobierno una petición formal para ampliar la vida de la central y posponer su cierre al menos hasta 2030. Iberdrola, Endesa y Naturgy prevén enviar la solicitud al Ministerio para la Transición Ecológica esta semana para aplazar la clausura de los dos reactores, cuya desconexión está programada para 2027 y 2028. Y a la vez las compañías trabajan para enviar también al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) la documentación para ir preparando el cierre, que tiene que estar lista antes del 1 de noviembre.
Y en pleno debate sobre el futuro de la central de Almaraz y en pleno sprint de las compañías para intentar salvarla, los trámites para diseñar su cierre y su desmantelamiento iniciados por el Gobierno se van ahora allanando tras un larguísimo proceso en el que se han ido acumulando retrasos. Enresa, la sociedad pública encargada de gestionar los residuos radiactivos y la demolición de las plantas, ha puesto en marcha la licitación del contrato millonario para diseñar los trabajos de desmontaje de la central nuclear. Tras la exclusión de uno de los consorcios interesados en el contrato, ahora ya queda en el proceso un solo candidato que se perfila como evidente ganador.
Enresa, orgánicamente dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, ha decretado la exclusión de la licitación del consorcio integrado por las compañías GD Energy Services y su participada Innomerics tras considerar su oferta “técnicamente insuficiente” al no haber alcanzado el umbral mínimo de puntuación necesaria para continuar compitiendo por el contrato. La compañía valenciana GDES (Grupo Dominguis Energy Services) ha mostrado en los últimos meses su apoyo públicamente a aplazar el cierre de la central cacereña y ha reconocido que da respaldo económico y también ayuda en las campañas realizadas por la plataforma ciudadana ‘Sí a Almaraz, Sí al Futuro’, que defiende la continuidad de la central nuclear cacereña más allá de las fechas previstas de clausura.
El consorcio que continúa en solitario en el proceso por pilotar la demolición de Almaraz está integrado por Westinghouse Electric, uno de los grandes grupos industriales históricos del sector nuclear, y la corporación española Empresarios Agrupados Internacional. La estadounidense Westinghouse es un viejo conocido de la central nuclear cacereña, tras haber participad con un papel protagonista en su consturcción y en su puesta en marcha en la década de los setenta y los primeros ochenta del siglo pasado. El grupo norteamericano fue el encargado de diseñar y suministrar el corazón de la central cacereña, sus dos reactores, y también se ocupó de facilitar los alternadores y la primera carga de combustible nuclear para poner en marcha la central (Almaraz I en 1981 y Almaraz II en 1983).
Tras el nuevo episodio de la larguísima licitación, Enresa confía en poder cerrar la adjudicación del contrato antes de fin de año. Pero admite que puede acabar retrasándose hasta 2026 si GDES finalmente decide recurrir su exclusión del concurso y acudir al Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales, según explican a EL PERIÓDICO fuentes del grupo público. De momento, y a la espera de analizar los informes técnicos de Enresa, la intención de GDES no pasa por abrir una batalla legal contra su eliminación del proceso de licitación, indican desde el grupo.
Una licitación accidentada
Los trámites para encontrar una ingeniería que diseñe el desmantelamiento arrancaron hace casi año y medio. Enresa abrió el proceso en junio del año pasado, pero mantuvo la licitación administrativa durante diez meses congelada en una fase de latencia a modo de ‘anuncio previo’. El Consejo de Ministros aprobó el pasado abril la activación del procedimiento para adjudicar el contrato y Enresa inició formalmente la licitación en junio.
Desde entonces el grupo público ha tenido que ampliar el plazo para recibir ofertas de empresas interesadas para hacerse con el contrato por el riesgo de que el concurso quedara desierto. Y en los últimos días ha aplazado por dos veces la apertura del último sobre con la oferta económica de los candidatos (ahora ya sólo uno), y que no se producirá hasta el próximo 29 de octubre, según se recoge en la documentación oficial sobre la licitación.
Enresa busca empresas especializadas para realizar los estudios y la ingeniería de diseño, de los proyectos de obra y de preparación de la documentación para conseguir la autorización del desmantelamiento de la central de Almaraz. La licitación de los trabajos de ingeniería para diseñar el desmantelamiento de Almaraz tiene un coste previsto de 23,7 millones de euros (superando los 28,7 millones con impuestos), a la espera de la propuesta económica previsiblemente a la baja del único ofertante que sigue en el proceso.
El Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR) establece que Enresa debe iniciar las labores previas a los desmantelamientos entre tres y preferiblemente cinco años antes de la fecha de cese definitivo. Y es conforme a estos plazos por los que la compañía pública arrancó las actividades para el desmantelamiento y la preparación de la documentación reglamentaria para la futura solicitud de autorización de desmontaje de Almaraz, dado que los cierres de los reactores están previstos para 2027 y 2028 (a la espera de saber si finalmente las eléctricas propietarias consiguen el ‘ok’ del Gobierno un eventual aplazamiento de la clausura hasta 2030). Enresa ha estado trabajando con las propietarias de la central en la recopilación de la información necesaria para el diseño del proyecto, y ahora tiene que activar de forma definitiva la primera gran contratación de los servicios de ingeniería para el desmantelamiento.
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