Una médica del 061 que atendió a la recién nacida que fue arrojada a un contenedor en Porto Cristo (Manacor) ha asegurado hoy en el juicio que la bebé «estaba al límite de la viabilidad» dado su escaso desarrollo. «Para mí, era un aborto», ha manifestado la doctora en la vista oral. Aunque ha precisado que no puede concretar si nació viva, ha considerado que al encontrarse en un hospital con recursos limitados como es el de Porto Cristo, «las posibilidades de supervivencia bajan drásticamente».
La facultativa ha contado que cuando ocurrieron los hechos, en la tarde del 2 de noviembre de 2023, acudió con una dotación del 061 a Porto Cristo tras el aviso de una vecina «que decía que habían tirado un bebé a un contenedor». Cuando llegaron al lugar indicado, en la calle Aterratge, un agente de la Policía Local les contó que la bebé «había movido un brazo y lo había llevado al hospital de Llevant», que estaba a solo dos minutos de allí. La doctora ha precisado que ese movimiento del brazo no indica necesariamente que estuviera viva, sino que puede responder a «un espasmo perimortem».
Reanimación
Los efectivos del 061 se desplazaron entonces al hospital de Llevant, ya estaban reanimando al bebé y la doctora se sumó a esas maniobras. «Parar la reanimación fue una decisión colectiva. La sensación es que no era viable y si lo era, tendría secuelas incompatibles con una vida normal«, ha explicado. Sobre la presencia de aire en los pulmones que fue detactada por los forenses, ha señalado que «puede ser porque respiró espontáneamente o porque se le metió aire a presión en la reanimación». También ha explicado que no vio «ninguna lesión externa que implicase violencia» en la recién nacida.
Respecto a si la niña nació con vida, ha dicho no poder precisarlo. «La cuestión es si respiraba espontáneamente y eso no lo sé. Mi impresión es que esa bebé era muy pequeño, al límite de la viabilidad. Un bebé de ese tamaño, que nace en la calle, tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir. Yo lo vi inerte, con aspecto de llevar inerte mucho tiempo», ha contado. La doctora ha explicado que cuando pesaron a la niña «la báscula dio 140 gramos». «No me lo creí mucho, me parecía demasiado poco», ha considerado. «Para mí era un aborto. Con 25 semanas de gestación, en una UCI de tercer nivel podrían sacarlo adelante, pero en un hospital comarcal las posibilidades de supervivencia bajan drásticamente», ha sentenciado.
La fiscalía pide una condena de prisión permanente revisable para la madre y el tío de la niña, a los que acusa de un delito de asesinato con la agravante de parentesco. La hermana de la madre, por su parte, está acusada de omisión del deber de socorro y se enfrenta al pago de una multa.
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