Francia intenta recuperarse de lo que ya es una «herida inmensa» y difícil de reparar tras el ‘robo del siglo’, ocurrido el pasado domingo a plena luz del día en el Museo del Louvre. Las autoridades insisten en que se trata de profesionales y advierten que ni siquiera la pinacoteca más importante del mundo está exenta «de las violencia crecientes de nuestra sociedad». Pero en la búsqueda de los factores que pudieron influir en este robo exprés, los sindicatos señalan los recortes presupuestarios de los últimos años como parte de una cadena de fallos de seguridad que permitió a los ladrones tardar apenas 7 minutos en entrar por una ventana y robar las joyas más importantes de la colección napoleónica del museo.
Los recortes se remontan a casi una década atrás, según los sindicatos, pero ha sido en los últimos tres años cuando el plan de austeridad se ha intensificado. «En 10 años, el museo ha perdido 190 puestos de seguridad y vigilancia; esto supone un recorte del 15% de la plantilla», lamentó Elise Muller, responsable de seguridad del Louvre y representante de SUD Cultura.
Las subvenciones estatales al Louvre han caído de 111 millones de euros en 2022 a apenas 96 millones euros en 2024, según cifras del Ministerio de Cultura. Lo que podría parecer una simple reestructuración contable se tradujo en importantes consecuencias para la seguridad del museo: reducción del personal de vigilancia, ahorro en tareas de mantenimiento y externalización de servicios clave. Fue entonces, cuando la presidenta del museo encargó un primer informe, alertando sobre la «decadencia del museo».
Déficit descontrolado
Para desgracia del Louvre, Francia no logra remontar económicamente. Las cuentas del país no cuadran y el déficit público está descontrolado. El Gobierno se ve obligado a incrementar los ajustes y la cultura no se libra de ellos. El último tijeretazo ha afectado a varias instituciones, entre ellas la Ópera de París, con un recorte de 6 millones de euros; la Comédie Française, de 5 millones, y el Museo del Louvre, de 3 millones, según datos del Gobierno. Estas reducciones presupuestarias forman parte de los 10.000 millones de euros de ahorro «inmediato» anunciados a mediados de febrero de 2024 por el Ministerio de Hacienda, tras la escalada del déficit público en 2023, que alcanzó el 5,5% del PIB, por encima de las expectativas marcadas por el Gobierno ese año de un 4,9%.
Dentro de estos recortes también se planteaba la idea de privatizar sectores enteros del ámbito cultural, en particular la Escuela del Louvre, la Ópera de París, el Museo d’Orsay y el Museo de la Orangerie, con un ahorro de 3.900 millones de euros. Y aunque finalmente se descartaron estas medidas tras el revuelo causado, siguen encima de la mesa.
La exposición que celebra los 150 años del impresionismo en París, en el Museo de Orsay. / EFE
Un grito de auxilio desde el museo
Años de austeridad desesperaron a la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, quien decidió hacer pública una carta dirigida a la ministra de Cultura, Rachida Dati, donde expresaba su preocupación por el estado del museo. Goteras, filtraciones, inundaciones, humedades, falta de personal, aglomeraciones… Un grito de auxilio que llevó al presidente Emmanuel Macron a visitar las instalaciones y presentar un plan de remodelación y ampliación. «Las condiciones de circulación y de seguridad no permiten visitar de la mejor manera que se necesita este establecimiento (…). Además las condiciones de trabajo se han convertido también en difíciles para los trabajadores», insistió la presidenta durante el anuncio «plan de renacimiento del Louvre» el pasado mes de enero.
Des Cars ha señalado ahora los recortes y la falta de visión de política como causas directas de la degradación del museo. «Lo avisé», sentenció este miércoles frente a la Comisión de Cultura del Senado tras el robo. Sin embargo, los sindicatos sostienen que parte de la responsabilidad la debe asumir la dirección. «El Louvre se encuentra en un estado lamentable, las condiciones de visita son deplorables y el deterioro del lugar pone en peligro las colecciones», ha afirmado en un comunicado el sindicato Sud Solidarités, donde insiste en que las condiciones del museo se han deteriorado desde la llegada de Des Cars.
«Debido a la falta de personal, las salas cierran regularmente y las condiciones laborales de los agentes se deterioran, con temperaturas que a veces rozan los 10 o 12 grados en invierno y superan los 30 grados en verano», ha declarado Christian Galani de la CGT-Culture, quien ha reiterado su denuncia sobre la eliminación de «más de 200 puestos de trabajo en 10 años».
Un presupuesto de más de 300 millones
El Museo del Louvre cuenta con un presupuesto entre 300 y 350 millones de euros al año. En 2024, obtuvo 126 millones de euros por la venta de entradas, además de los ingresos por derechos de imagen, mecenazgo o actividades paralelas en las que se encuentra involucrada la institución.
El año anterior, generó 161 millones de euros en ingresos propios -venta de entradas, patrocinios y alquiler de espacios-, a los que se sumaron los 83 millones de euros en ingresos por licencias de marca, incluyendo el Louvre Abu Dabi.
Una gran cantidad de dinero que, según la directora, sigue siendo insuficiente para mantener «el vasto patrimonio que supone el museo del Louvre» sumando gastos de climatización, salarios, mantenimiento, limpieza, o seguridad. Un espacio Patrimonio Nacional, que cuenta con limitaciones a la hora de realizar modificaciones estructurales, dificultando la modernización de los sistemas de seguridad o la ejecución plena del plan de remodelación. «No existen retrasos en la modernización del Louvre, sino una infraestructura obsoleta que no permite integrar equipos modernos», explicó la presidenta ante el Senado.
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