¿Quiere comprarse para casa una estatua del Dios Anubis de la Baja Época egipcia, de hace 2.500 años, o un panel de un cofre funerario de un periodo un poco anterior? ¿Y un precioso vaso maya para chocolate? ¿O qué le parece un fragmento de un sarcófago romano del siglo I? Todo esto es posible adquirirse en España de forma totalmente legal. Incluso se pueden comprar piezas que son Bien de Interés Cultural, patrimonio histórico.
Un puñado de tiendas de arqueología y arte antiguo se mantienen en España en un negocio que sigue vivo pese a que, quizá, el arte del coleccionismo, en estas latitudes, menos desarrollado que en otros países como Francia, se diluye un poco entre las nuevas generaciones. «El coleccionista tradicional, apasionado de la arqueología en general, tenía un interés personal por determinadas épocas. Ahora hay un interés más genérico. El coleccionismo, de hecho, va desapareciendo entre la gente joven; cada vez más, las grandes piezas se dedican a decoración, por ejemplo», comenta Manuel Fuentenebro, socio de Ars Histórica, en el centro de Madrid.
«Es un sector más de moda de tendencias. Las grandes colecciones, las fundaciones de un museo o sus propias adquisiciones hacen que atraiga más un tipo de piezas que otras durante determinado tiempo», añade Félix Cervera, de Galería F. Cervera, en Barcelona, otra de las galerías referencias en este tipo de arte.
Estatua en bronce de Amon de la Baja Grecia, a la venta en la galería de Ars Histórica de Madrid. / EL PERIÓDICO
Arte islámico, precolombino, de la Antigua Grecia, del Antiguo Egipto, fenicio… todo es posible encontrar en estas galerías, desde piezas ‘económicas’, como un collar precolombino antropomorfo por 600 euros, hasta un busto de una cabeza femenina del siglo II de la Antigua Roma por 9.500.
Lucha contra el tráfico ilícito
Estos centros de divulgación y venta de arte antiguo cumplen con las exigentes normas nacionales e internacionales sobre protección del patrimonio histórico y de medidas de lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales, guiándose por lo establecido en el Código Internacional de Ética para marchantes de Bienes Culturales aprobado por la UNESCO en Noviembre de 1999.
Los expertos realizan estudios para certificar la antigüedad de las piezas, como pruebas macroscópicas o de termoluminiscencia
Así, como explica Cervera, colaboran con expertos en el sector y siguen protocolos «rigurosos» para garantizar la legalidad y autenticidad de cada objeto. Para ello, aparte de recabar todo tipo de documentación relacionada con la pieza (fotos, papeles que certifiquen su procedencia, pruebas testamentarias…), o solicitarse informes de autenticidad a arqueólogos o historiadores, se realizan estudios para certificar su antigüedad, como pruebas macroscópicas o de termoluminiscencia en el caso de la terracota.
«Esta te dice la fecha con ‘solo’ un margen de error de 50 años», sostiene Fuentenbro, que asegura que hay veces que intentan venderles piezas «bastante groseras, que se reconoce» fácilmente que son falsas. Cervera añade que «constantemente» les llegan personas con material ilícito que viene sin documentación ni procedencia y que directamente es rechazado.
Desde 1985, todos los hallazgos arqueológicos son propiedad del Estado y cualquier descubrimiento casual debe comunicarse inmediatamente a la Administración competente
«La Ley establece que todo lo encontrado antes de 1985 es de origen lícito si se puede demostrar su procedencia», puntualiza Fuentenebro, sobre la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, que establece que desde ese año todos los hallazgos arqueológicos son propiedad del Estado y que cualquier descubrimiento casual debe comunicarse inmediatamente a la Administración competente.
Estos galeristas obtienen las obras de arte tanto en subastas nacionales e internacionales como de otras galerías o colecciones privadas en las que, al fallecer el padre o la madre, sus descendientes quieren dar salida a las piezas.
Importación de patrimonio
«Los comerciantes importamos mucho patrimonio que acaba quedándose en España, piezas de todas las culturas de la antigüedad que, si no, no estarían aquí. Este es un arte muy universal, de las culturas más importantes que ha habido en la historia. Una pieza de la Antigua Roma puede competir con un Miró que vale 100 veces más», reivindica al sector Cervera, cuyo padre fue uno de los primeros galeristas de arqueología de España.
«Es que ya los romanos –aprecia Fuentenebro– coleccionaban arte griego. Se puede leer en cartas encontradas de Cicerón a su amigo Ático en las que este le pide determinadas piezas de la Antigua Grecia».

Panel policromado de cofre funerario egipcio de la Baja Época (722–332 a.C.) con Anubis recostado, símbolo de protección y vida eterna, a la ventas en la Galería F. Cervera. / EL PERIÓDICO
Las piezas que más se venden, según Fuentenebro, «son pequeñas, medianas, de no demasiado valor económico, de 3.000, 4.000 euros» y el cliente tipo suele ser habitualmente masculino. «Hay mucha gente con sueldos muy normales que tiene interés por la cultura. La función, en verdad, no es tener la pieza por tenerla. Hay casos que, si da la sensación de que realmente la va a disfrutar, le facilitas el pago; en 12 meses, por ejemplo», afirma el galerista, abogado de formación que comenzó coleccionando monedas con 7 años.
Los galeristas de arte antiguo ven con preocupación el aumento del lobi anticoleccionismo, «que cree que las piezas tienen que estar en un museo, algo que se fomenta desde la formación universitaria». «Consideran que el coleccionismo arqueológico es casi un crimen y no es así», apunta el responsable de Ars Histórica.
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