Alemania insiste en que no apoyará el uso del catalán en la UE porque «requeriría la modificación de los tratados»

Alemania no ha cambiado de posición sobre el uso de las lenguas en la Unión Europea (UE), subrayó este sábado el Ejecutivo germano, después de que el Gobierno español anunciara el viernes que Pedro Sánchez había llegado a un acuerdo para «abrir un diálogo» con Berlín y abordar así la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera en la UE.

En una declaración a la que tuvo acceso EFE, el portavoz del Gobierno alemán, Stefan Kornelius, ha recalcado que «la posición del canciller alemán no ha cambiado» y ha recordado que «la adopción de nuevas lenguas oficiales requeriría modificar los tratados europeos«.

El Gobierno español anunció el viernes que Sánchez había acordado con Friedrich Merz «iniciar conversaciones bilaterales» sobre la posibilidad de reconocer el catalán, el gallego y el euskera como lenguas oficiales de la UE.

«La incorporación de dichas lenguas constituye una parte esencial de la identidad nacional plurilingüe de España», señalan Madrid y Berlín en la declaración dada a conocer el viernes.

Moncloa pretendía apaciguar así a Carles Puigdemont, quien el lunes preside en Perpiñán una reunión en la que la cúpula de Junts acordará, con toda probabilidad, retirar su apoyo al Gobierno.

La declaración conjunta difundida el viernes constituye un compromiso extraordinariamente vago. E incluso el hecho de que el Ejecutivo alemán llegara a ceder ante las pretensiones de Sánchez —posibilidad que ahora rechaza Berlín— no implicaría que cambien de criterio otros gobiernos europeos que se oponen a esta posibilidad.

Entre otros, Francia, Italia, Polonia, Suecia, Finlandia, Bulgaria, Irlanda, Croacia, Austria y Luxemburgo.

En algunos casos, estos gobiernos temen que se abra la puerta a reivindicaciones similares de sus minorías lingüísticas. Y la modificación de los tratados de la UE sólo es posible mediante un acuerdo unánime de los 27.

Con todo, el Gobierno de Pedro Sánchez confiaba en que la apertura de «conversaciones bilaterales» entre Madrid y Berlín sobre esta cuestión le permitiera acreditar ante sus socios independentistas su firme voluntad de cumplir los compromisos adquiridos.

Pero el golpe de efecto apenas ha durado unas horas. Ya el viernes por la tarde, EL ESPAÑOL desveló en exclusiva que Merz había comunicado a Alberto Núñez Feijóo que «nada cambia» en su posición sobre el reconocimiento del catalán.

Una información que ha confirmado ahora el portavoz del Gobierno alemán, Stefan Kornelius.

Como ha informado EL ESPAÑOL, el anuncio realizado el viernes por la Moncloa causó sorpresa en las cancillerías europeas, ya que el acuerdo fue cocinado entre Madrid y Berlín de espaldas al resto de socios de la Unión.

La visita del canciller Friedrich Merz a Madrid el pasado 18 de septiembre marcó un giro radical en sus relaciones con Sánchez. Allí, el alemán dio largas a la cuestión del catalán alegando que en el futuro podría resolverse con la inteligencia artificial.

Sin embargo, Merz se llevó una buena impresión del presidente del Gobierno y los dos acordaron colaborar en Bruselas, pese a sus importantes discrepancias en asuntos como las sanciones contra Israel, según explican fuentes diplomáticas.

Queda por conocer qué contraprestación ofreció Sánchez a Merz a cambio de arrancarle un compromiso tan vago —que se ha esfumado en cuestión de horas— sobre la oficialidad del catalán.

Esa «contraprestación» no fue revelada de manera oficial por la cancillería de Merz al PP, pero sí se deslizaron dos asuntos que preocupaban al Gobierno alemán. Uno vinculado a las cuentas públicas de la Unión para el próximo periodo 2028-2034, y otro sobre el «paquete ómnibus» de emisiones de efecto invernadero.

Los dos temas han sido rechazados esta semana por el grupo parlamentario de los Socialistas y Demócratas (S&D) en la Eurocámara. El grupo está encabezado por Iratxe García, la líder española del PSOE colocada por Sánchez al frente de la delegación.

En las filas del PP ya sorprendió, esta semana, la carta firmada por García rechazando el presupuesto plurianual. Lo mismo que el voto en contra del pack de leyes medioambientales.

Ya el pasado viernes, Feijóo lamentó que el grupo de los socialistas europeos se hubiera fracturado en la votación de la Ley ómnibus (que busca eliminar burocracia y regulación excesiva, para dinamizar la economía), que también contó con el rechazo del grupo de los Patriots, del que forma parte Vox.

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