- Reconocimiento del Rey Felipe VI a la Princesa Leonor
- Reflexiones del Rey sobre la Sociedad Moderna
- Leonor deslumbra con una «carta a los premiados»
- Un relevo sereno y ejemplar
Reconocimiento del Rey Felipe VI a la Princesa Leonor
El Rey Felipe VI, visiblemente orgulloso, reconoció durante su discurso que su hija, la princesa Leonor, “ha ido asumiendo gradualmente esta tarea, dando a cada paso nuevas pruebas de madurez y sensibilidad”, y adelantó su intención de ir cediéndole este espacio como heredera de la Corona y presidenta de Honor de la Fundación desde hace ya once años.
“Han pasado 44 ediciones de los Premios, siete de ellas compartidas con Leonor”, recordó el monarca. “Ella ha ido ganando experiencia y un papel más activo en la vida pública, representando los valores de la Corona con entusiasmo y compromiso”.
El Rey quiso subrayar el carácter simbólico y educativo de estos premios, afirmando que “hablar de los premiados es un deber cívico”, ya que “una sociedad madura debe saber identificar la excelencia y reconocer el mérito”.
Reflexiones del Rey sobre la sociedad moderna
En uno de los fragmentos más destacados de su intervención, Felipe VI reflexionó sobre los desafíos de las sociedades modernas, advirtiendo de los riesgos de un individualismo radical y de una globalización que diluye las diferencias.
“Parece paradójico que sociedades tan interconectadas estén tan llenas de personas que se sienten solas”, afirmó. “Educar en valores no consiste en negar la realidad, sino en encontrar el equilibrio entre la comunidad y la persona, entre el respeto por lo colectivo y el valor del individuo”.
El monarca reivindicó la educación como el gran pilar de la convivencia democrática, insistiendo en que “mientras seamos capaces de inculcar en quienes vienen detrás los principios por los que hemos luchado, les estaremos dando las herramientas para construir su futuro”.
También quiso poner en valor la labor de los premiados, entre ellos Byung-Chul Han, Mario Draghi, Mary-Claire King, Serena Williams, Eduardo Mendoza o el Museo Nacional de Antropología de México, cuyas trayectorias describió como “rutas de lucidez y ejemplo que iluminan el camino de todos”.
Leonor deslumbra con una «carta a los premiados»
Si el discurso del Rey destacó por su tono institucional y su mirada pedagógica, el de la princesa Leonor emocionó por su cercanía y originalidad. Con apenas 19 años, la heredera del trono apostó por un formato inédito: una “carta a cada premiado”, en la que combinó admiración, cultura y reflexión.
“En tiempos de inmediatez y fugacidad, he querido escribir una carta a cada premiado”, comenzó, provocando un silencio expectante en el Teatro Campoamor.
Leonor dedicó palabras personales a cada uno de los galardonados, desde el profesor Draghi, cuya defensa de los valores europeos recordó con admiración, hasta la tenista Serena Williams, a quien agradeció haber demostrado que “la grandeza no está en ganar siempre, sino en la capacidad de levantarse y seguir”.
También destacó el legado científico de Mary-Claire King, el compromiso artístico de Graciela Iturbide y el pensamiento crítico de Byung-Chul Han, al que citó con humor al hablar del “emoji del cerebro explotando” para reflexionar sobre los retos digitales de su generación.
En su parte más emocional, la princesa hizo una llamada a “volver a lo esencial”, defendiendo la educación, el respeto, la empatía y la solidaridad como bases del progreso común:
“La convivencia no es fácil, pero es el único camino para lograr el progreso compartido. Confiar en los valores es confiar en la libertad frente al miedo, en la democracia frente a la intolerancia”, afirmó con aplomo.
Un relevo sereno y ejemplar
Los Premios Princesa de Asturias 2025 han servido para escenificar el relevo institucional más natural de la monarquía española. Mientras el Rey ejerce su liderazgo con serenidad y sentido de Estado, Leonor demuestra cada vez más una voz propia, sensible y preparada.
“Recibamos su ejemplo como una palabra de ánimo que nos alumbra en nuestra propia andadura”, concluyó Felipe VI, mirando a su hija con orgullo.
Oviedo fue testigo de una ceremonia que no solo premió la excelencia, sino que confirmó algo más profundo: el futuro de la monarquía ya no se vislumbra, se está construyendo.











