Un estudio impulsado por la Agencia de Investigación de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) señala al tabaco y el colesterol alto como causas claves del infarto precoz, el que sucede antes de los 55 años en los hombres y por debajo de los 65 en mujeres. El doctor Héctor Bueno, firmante del estudio y cardiólogo en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, pone el foco en ellas. «Los infartos son más letales y producen más complicaciones, a corto y a medio plazo, en las mujeres jóvenes que en los hombres. Ella tardan más en pedir ayuda y en ser atendidas. Esto se denunció hace casi 35 años y todavía sigue ocurriendo en España en 2025″, sostiene.
El trabajo presentado durante el Congreso SEC25 de la Salud Cardiovascular, que se celebra en Granada, es un subanálisis del estudio GENAMI-Prevention, en el que han participado 20 hospitales españoles, incluyendo a más de 500 pacientes con infarto agudo de miocardio y enfermedad coronaria obstructiva, cuyo objetivo era explorar qué factores específicos de género estaban presentes en las mujeres con infarto agudo de miocardio.
«Las mujeres casi doblan la prevalencia de depresión y ansiedad y esto es muy relevante», dice Héctor Bueno, firmante del estudio y cardiólogo en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid
El subanálisis concluye que los pacientes con cardiopatía isquémica precoz presentaron diferencias clínicas relevantes frente a aquellos con debut más tardío. Tenían menor prevalencia de hipertensión y diabetes, pero mayor prevalencia de tabaquismo activo e hipercolesterolemia, así como de antecedentes familiares. «El tabaco y el colesterol son aceleradores para que se produzca un infarto y es importante porque los dos son prevenibles. Uno es absolutamente evitable, el otro hay que conocerlo y existen vías para prevenirlo», señala el doctor Bueno.
Fumadores activos
En concreto, el 47,4% de los pacientes con infarto precoz tenían hipertensión frente al 66,6% de aquellos que sufrieron el infarto a una edad más avanzada. Lo mismo sucede con la diabetes: solo el 18,4% de los pacientes con infarto precoz la padecían frente al 34,8% de quienes sufrieron un infarto más tardío. Sin embargo, tenían hábitos más perjudiciales, como un mayor porcentaje de fumadores activos (60% frente al 29%), y presentaban con más frecuencia antecedentes familiares de enfermedad coronaria (17,8% frente al 11,2%) e hipercolesterolemia o colesterol alto (13,6% frente al 7,8%).
El estudio, en el que han participado 20 hospitales españoles, explora qué factores específicos de género estaban presentes en las mujeres con infarto agudo de miocardio
El doctor Héctor Bueno / SEC
En cuanto al tratamiento, se realizaron más estudios invasivos del corazón (coronariografías) en el grupo joven y recibieron más frecuentemente medicamentos más potentes para prevenir la formación de coágulos sanguíneos, aunque el uso de aspirina, estatinas y fármacos para la insuficiencia cardiaca fue similar en ambos grupos.
Factores ignorados
Como se ha dicho, este subanálisis se ha realizado con datos del estudio GENAMI-Prevention, cuyo objetivo era explorar qué factores específicos de género estaban presentes en las mujeres con infarto agudo de miocardio. «Las mujeres jóvenes también tienen infartos. Hemos visto mucha diferencia en la prevalencia de factores de riesgo no convencionales, que habitualmente se ignoran. Por ejemplo, específicos, los relacionados con el embarazo, preeclampsia, hipertensión en el embarazo, diabetes gestacional, etc.», señala el cardiólogo.
Habla, también, de factores que son de tipo género, por ejemplo el estrés y la carga mental que supone un rol muy determinado: la carga de cuidados en casa, de niños, de enfermos, de abuelos. Y de aspectos psicológicos. «Las mujeres casi doblan la prevalencia de depresión y ansiedad y esto es muy relevante. Porque todo el mundo conoce los factores de riesgo cardiovascular y eso no lo solemos considerar, ni siquiera los médicos. Hombres y mujeres viven en un contexto social, económico, cultural… distinto y recae mucha más presión en las mujeres«, asegura.
«Si esa es la causa directa o no directa, hay que investigarlo, pero seguro que influye. La misma ansiedad o la depresión sabemos que están asociadas a peores estilos de vida. La persona deprimida se cuida menos; las personas con trastornos mentales tienen tendencia a tener estilos de vida menos saludables:, comen peor, no hacen ejercicio, fuman… Ver todo desde la perspectiva biológica es demasiado simplista», abunda.
Los infartos son más letales y producen más complicaciones a corto y a medio plazo en las mujeres jóvenes que en los hombres
Las grandes series muestran que los infartos son más letales y producen más complicaciones a corto y a medio plazo en las mujeres jóvenes que en los hombres, añade. «Más mortalidad a corto plazo y más síntomas a largo plazo, por ejemplo, angina de pecho. También es cierto que hay un componente importante que se ha visto en este estudio y es que las mujeres tardan más en pedir ayuda y tardan más en ser atendidas«.
El mensaje final del cardiólogo es que hay que prevenir: «Desde niñas, desde la escuela, desde la familia, en los estilos de vida, en la dieta, en la actividad física, en no fumar… y luego hay que prevenir desde Atención Primaria, detección precoz de esos factores de riesgo, de esos estilos de vida no saludables. Hay que coordinarse más para identificar a estas pacientes que son de alto riesgo y trabajar más hasta antes del infarto».
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