El Rey Felipe ha puesto en valor la «educación en valores», en su breve discurso durante la entrega de los Premios Princesa de Asturias, este viernes, en el Teatro Campoamor de Oviedo. Y es que, por primera vez desde que la heredera de la Corona habla en este acto, el discurso de Felipe VI ha sido más breve que el de su hija.
El monarca ha asegurado que «me corresponde ir cediéndole ya este espacio, como Heredera de la Corona y como Presidenta de honor de la Fundación desde hace 11 años».
En este sentido, ha advertido de su «intención firme» de mantenerse «vinculado a los Premios -ha recordado que lleva 44 años pronunciando discurso-, a la Fundación y a Asturias: una tierra querida de la que no puedo concebir estar lejos».
Felipe VI defiende la «educación en valores»
Felipe VI ha destacado «la enseñanza y el aprendizaje» que se produce, en Asturias, durante la Semana de los Premios, y «la curiosidad e interés de los jóvenes que acuden a esos actos». Y es que el Rey ha puesto en valor, en su discurso, la «educación en valores».
La Familia Real, en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2025
Según Felipe VI, «no consiste en negar la realidad que nos toca vivir, ni tampoco en huir de cambios tecnológicos que son parte ya de nuestra vida y que, gestionados con sentido ético, pueden ser un aporte extraordinario para todos», sino en «encontrar ese camino intermedio entre la comunidad y la persona, entre el respeto por lo colectivo y el valor del individuo».
Defiende que «la convivencia democrática tiene su gran pilar en la educación» y «mientras seamos capaces de inculcar en quienes vienen detrás de nosotros los principios y valores por los que hemos luchado, les estaremos dando las herramientas para construir su futuro», ha añadido.
«La educación y los valores sobrevuelan», defiende el Rey Felipe VI, en un debate entre «dos extremos inquietantes»: «El cultivo de un individualismo radical que puede llevar tanto a la indiferencia como a la soledad; y la pulsión globalizadora que todo lo homogeneiza, que oscurece las diferencias, las singularidades; que degrada la diversidad, en favor de comportamientos gregarios, sujetos muchas veces a los dictados de una red, de un algoritmo, de una pantalla», ha zanjado.












