el niño precoz de Europa

Cuando el himno de la UEFA Champions League retumbe este martes 21 de octubre, el mundo volverá a mirar a un chico que todavía lleva brackets, viste de forma desenfadada, como su personalidad dentro y fuera del campo, y juega como si llevara una década gobernando Europa. Lamine Yamal, 18 años y 100 días, está a las puertas de un nuevo récord: convertirse en el futbolista más joven en disputar 25 partidos en la Champions League, superando la marca del francés Zaïre-Emery (19 años y 32 días). Lo hará —si todo va según el plan previsto— ante el Olympiacos, en otra tarde/noche de competición grande. Noche de escenarios para los elegidos y muchas responsabilidades adultas. Y, sin embargo, la historia la firmará un adolescente que maravilla. La cifra de 25 partidos llegará tras 24 encuentros oficiales, 14 victorias, siete derrotas y tres empates, cinco goles y seis asistencias. 

Lamine Yamal ya deja su huella en el continente, consolidándose como uno de los talentos más prometedores del fútbol europeo. Exhibiciones ante el Bayern de Munich, el Benfica, el Dortmund o el Inter de Milán serán difíciles de olvidar. La máxima competición continental ha sido, desde el primer día, el escenario perfecto para que el extremo culé construya su leyenda.

Su primera marca llegó muy pronto. Con solo 16 años y 83 días, Lamine se convirtió en el jugador más joven en la historia de la Champions en ser titular con Xavi Hernández en el banquillo. Fue en un Porto–Barça (4 de octubre de 2023) que evidenció que su talento no entendía de edades ni jerarquías. Antes, vivió su debut ante el Amberes en una noche plácida para el equipo. Aquella misma temporada volvió a romper moldes y, con 16 años y 223 días, pasó a ser también el futbolista más joven en disputar un partido de la fase eliminatoria, apareciendo en un duelo de máxima exigencia ante el Nápoles en la ida de los octavos de final (21 de febrero de 2024). A partir de ahí, la lista ya fue imparable.


Lamine Yamal, ante el Amberes

Joan Monfort

Pocas semanas después, Lamine batió otro registro histórico al convertirse, con 16 años y 272 días, en el jugador más joven en participar en unos cuartos de final de Champions, esta vez frente al Paris Saint-Germain. Y, antes de cumplir los 17, aún añadiría otra página a los libros: con 16 años y 278 días, se convirtió en el jugador más joven en alcanzar los 10 partidos en la competición, un hito que demuestra su continuidad en la élite pese a su edad inverosímil.

Con el paso de los meses, no solo siguió sumando partidos, sino también influencia en el juego. Con 17 años y 241 días, Lamine se convirtió en el jugador más joven en la historia de la Champions en marcar y asistir en un mismo partido, decisivo en una noche europea ante el Benfica. Poco después, con 17 años y 270 días, pulverizó un récord que parecía imposible: ningún jugador había llegado tan joven a los 20 partidos en la máxima competición continental.

Raphinha limpió la bota de Lamine Yamal tras su golazo contra el Benfica

Raphinha limpió la bota de Lamine Yamal tras su golazo contra el Benfica

Pep Morata / MD

Su obra más impactante, sin embargo, llegaría en unas semifinales históricas ante el Inter de Milán. Con 17 años y 291 días, Lamine se convirtió en el goleador más joven de la historia en unas semifinales de Champions, rompiendo un registro que estaba en manos de Kylian Mbappé. Aquella actuación, descomunal frente al Inter, lo instaló definitivamente en el escaparate mundial. Ese día en la ida de las semifinales, con un Lamine imparable, eléctrico, desafiante, golpeando palos, inventando caminos y marcando un gol que hizo levantarse a Europa del sofá, el continente se rindió al ’10’ del equipo: “Un talento que aparece cada 50 años”, dijo Simone Inzaghi. “Es un genio”, sentenció Hansi Flick. “Es simplemente anormal”, resumió Thierry Henry. “Este chico es increíble”, escribió Erling Haaland.

lamine brilló ante el Inter

lamine brilló ante el Inter de Milan en semifinales 

Pere Puntí / MD 

Cuando este martes sume su partido número 25, Lamine abrirá otra etapa. La del futbolista que ya no necesita demostrar que puede estar, sino que ya está preparado para mandar. Para decidir cuartos, semifinales y —si la historia quiere ser justa— finales.



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