José Luis Mendilibar vuelve a cruzarse con el FC Barcelona, esta vez desde el banquillo del Olympiacos y en la Champions – tercera jornada de la fase liga-. Un escenario nuevo para un duelo muy viejo. Porque si hay un rival que ha presentado batalla al técnico vasco a lo largo de su carrera, ese ha sido el conjunto azulgrana. La estadística es contundente: 27 enfrentamientos oficiales, 23 derrotas, tres empates y un único triunfo. Un historial que explica por sí solo el respeto —y seguramente también la preocupación— que el Barça le genera.
Ese solitario triunfo llegó hace ya más de una década, el 11 de febrero de 2012, cuando su Osasuna sorprendió al equipo de Pep Guardiola con un 3-2 en El Sadar, resultado inolvidable para los navarros. Lekic, con un doblete, y Raúl García levantaron aquella noche a loa afición local. Alexis Sánchez y Cristian Tello maquillaron un marcador que reluce en la carrera de Mendilibar y la excepción que confirma la regla.
Porque la norma, para el técnico de Zaldíbar, ha sido sufrir. Y sufrir mucho. Hasta seis equipos distintos ha dirigido contra el Barça —Sevilla, Alavés, Eibar, Levante, Osasuna y Valladolid— con el mismo desenlace habitual: frustración en la banda y puntos para el Barça. Y es los partidos en los que alguna vez pudo puntuar, más allá del triunfo en Pamplona de 2012, son escasos: tres empates, dos con el Eibar y uno con el Valladolid. El resto, una colección de golpes futbolísticos que incluyen marcadores para olvidar, como un 8-0 de la temporada 2011-12, en un Barça – Osasuna en el Camp Nou, el más duro de todos.
El balance goleador refleja de forma más que notable la diferencia de recursos entre ambos mundos: 85 goles encajados por tan solo 15 a favor. Mendilibar siempre intentó competir, pero el Barça casi siempre tuvo otra marcha.
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Ahora le toca probar suerte desde Grecia. Su Olympiacos llega con personalidad, posicionado en la segunda posición en la liga helena y dispuesto a morder, aunque sin pólvora aún en Europa- su equipo todavía no ha marcado- . El técnico, campeón el curso pasado, sueña con cambiar el relato. Y si algo tiene Mendilibar es orgullo competitivo.















