Xabi Alonso tiene la sensación de no haber hecho nada todavía, pese a haber logrado casi un pleno desde que llegó al Real Madrid. Pero su equipo sigue sin ser la obra de autor que prometió en su llegada para dar carpetazo a la indolencia de último Ancelotti. Llega al clásico con un favoritismo envenenado, como con el que fue al Metropolitano, de donde salió trasquilado. El conjunto blanco todavía no ha ganado convenciendo.
‘Arda Wirtz’
La Juventus sorbió el centro del campo del Real Madrid, que sigue siendo el gran debe de Xabi Alonso. El vasco ha subido la nota del equipo, pero le falta un partido de altura con el que confirmar que esto no son solo números. El tolosarra se pasa los partidos al borde del área técnica, con Sebas Parrilla, su segundo entrendor, desgañitándose en las jugadas a balón parado que siguen sin funcionar.
La pizarra es importante para Xabi Alonso, que terminó afónico, como se demostró en una rueda de prensa que fue una oda a Güler. Ahora que por fin parece haber logrado apaciguar el ruido de los ‘egos’ -está latente- se esmera en darle crédito a los hombres en los que realmente confía. «Arda disfruta mucho jugando al fútbol. Quiere sacar faltas, quiere participar mucho en el juego y el año pasado tenía a Florian Wirtz, y tengo esa misma sensación con él. Es un gran jugador y está en el proceso, pero está a un grandísimo nivel», dijo el técnico blanco, autoconvenciéndose de que el turco es su hombre.
Courtois, el mejor ‘tifosi’
Eso es algo que ha logrado inculcar a un Bernabéu que brindó una ovación en el cambio al turco que no han recibido ni hombres como Mbappé o Vinicius, recientemente. Pese a todo, Courtois sigue siendo el hombre más importante. Incluso por encima del francés, al que la Juventus anuló con un marcaje férreo. Nadie puede con el belga en un estado normal y es, ahora mismo, el que marca las diferencias en la previa a un clásico al que ninguno de los contendientes llega como desearía.
Es el portavoz del club y el verdadero líder del mismo, una figura que no ocuparán ninguno de sus compañeros con su solvencia. Fue el sostén del Real Madrid en los peores momentos contra la Juventus, que llegaron salpicados. La peor forma posible. Por eso, celebró el triunfo por la mínima con una pirueta, puños al aire y dando su tradicional vuelta de honor a modo de conjura con el Bernabéu.
Ni en las noches de Champions el campo blanco tiene el clima de antaño, como le pasa a la mayoría de templos modernos, poblados por aficionados ocasionales. Tanto ha cambiado el fútbol que hasta los ‘Tifosi’ viajeros de la Juventus estuvieron en Madrid sin pancarta alguna. Prácticamente no se les escuchó durante el encuentro. Solo saltaron de su sitio con el mano a mano errado por Vlahovic con Courtois y la roja perdonada a Brahim.
Aroma de clásico
El internacional con Marruecos se jugaba un puesto en el clásico. Pasó de activo a hiperactivo hasta que una desconexión le llevó a cometer una entrada dura y a destiempo contra Thuram que Vincic no sancionó con roja. A pesar de tenerla a escasos metros de distancia. El galo no se sumió en el teatrillo que es tan frecuente en los jugadores y se fue al suelo metros después, de ahí que el colegiado no quedase convencido de la violencia de la acción.
Partido extraño, con más ocasiones que juego y la sensación de que todo el camino solo será validado por el clásico. Un tipo de encuentro que lleva pronto, pero lo suficiente como para determinar qué será de Xabi Alonso a corto plazo. La temporada pasada se le fue a Ancelotti en los duelos de máxima rivalidad. El vasco, que se estampó contra el PSG y el Atlético, llega sin miedo, pero con respecto a otra gran prueba del algodón. Serán días de nervios y trabajo para configurar un partido de números y sensaciones.