En el lugar más famoso del Vaticano. Tras casi 500 años de división, el Papa de la Iglesia católica y el gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra decidieron que su encuentro histórico se produjese en un sitio abonado por la belleza y los momentos trascendentales. En la Capilla Sixtina, con los frescos de Miguel Ángel como testigos, el pontífice León XIV y el rey Carlos III han rezado conjuntamente este jueves en un servicio religioso compartido, algo totalmente inédito, ya que no ocurría desde que Enrique VIII rompiera con Roma para fundar la Iglesia de Inglaterra.
El papa Robert Prevost y el monarca británico han puesto así una piedra fundacional para conjurar el distanciamiento entre católicos y anglicanos iniciado en 1534, cuando ambas iglesias se dividieron. Además de limar las viejas rencillas, el Papa y el rey también han subrayado que tenían un motivo urgente para su entendimiento: los desafíos que enfrenta la humanidad por la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, uno de los temas que León, tras su elección, presentó como prioritarios de su papado.
De ahí el contenido elegido para la oración conjunta en la Capilla Sixtina, que giró en torno a la protección de la naturaleza, asunto que Carlos III ha puesto reiteradamente en el centro de su agenda, y que se centró en salmos y lecturas de textos de alabanza al Dios creador. Todo en una ceremonia retransmitida en directo en los canales digitales de la Santa Sede y que se llevó a cabo tras una serie de otros eventos, incluida una audiencia a puerta cerrada entre los dos líderes. El acto reunió también a decenas de clérigos de ambas confesiones cristianas.
Hermano Real
Con ello, Carlos III fue designado Hermano Real de la Abadía y Basílica de San Pablo Extramuros, mientras que el Papa se ha convertido en Hermano Papal de la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor. «Estos reconocimientos recíprocos de ‘hermandad’ son un reconocimiento de comunión espiritual y son profundamente simbólicos del camino que la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia Católica Romana han recorrido en los últimos 500 años», subrayó la Embajada de Reino Unido ante la Santa Sede.
La importancia del encuentro fue subrayada por ambas partes. Un ejemplo de ello fueron las palabras altisonantes en los diversos comunicados, así como la intensa actividad del propio Carlos III, quien —siempre acompañado por Camila— llegó a Roma el miércoles y, esta tarde, estará en la Basílica de San Pablo Extramuros que, según subrayaron desde el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los cristianos, junto con la abadía benedictina anexa, mantiene un fuerte vínculo con la Corona de Inglaterra. Resulta significativo, añadieron, que en el escudo de la abadía figure el emblema de la Orden de la Jarretera, una de las más altas distinciones inglesas.
La visita de Carlos III al Vaticano debía llevarse meses atrás. Sin embargo, la muerte del papa Francisco la imposibilitó y por eso no pudo realizarse hasta ahora. Los gestos simbólicos continuarán en las próximas semanas. Para el 1 de noviembre, por ejemplo, está prevista la ceremonia para proclamación de san John Henry Newman, el más ilustre de los conversos ingleses, en Doctor de la Iglesia. El propio rey Carlos estuvo presente en la canonización del cardenal en 2019. El Vaticano ha llevado a cabo otros intentos de reconciliación con las otras confesiones cristianas, entre ellos una reunión entre Francisco y el patriarca ortodoxo ruso Círilo, cuyo éxito, sin embargo, quedó oscurecido por un nuevo distanciamiento por las diferencias entre ambos líderes sobre la guerra en Ucrania.
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