El cuarto intento fallido de Javier Tebas para llevar un partido oficial fuera de España no solo ha supuesto un golpe mediático y organizativo, sino que ha desatado una ola de críticas sin precedentes contra su figura.
Clubes, futbolistas, sindicatos, instituciones y hasta la Comisión Europea han señalado directamente al presidente de LaLiga, cuya posición al frente de la patronal se tambalea tras más de doce años de mandato.
Un plan sin apoyos
El proyecto de Miami nació tocado y ha muerto de manera esperpéntica. Solo Villarreal y FC Barcelona, protagonistas del encuentro, dieron el visto bueno.
El resto de clubes de Primera acabaron cargando contra el proyecto o directamente ignoraron la iniciativa, lo que terminó forzando a la empresa promotora, Relevent Sports, a suspenderlo debido a las dudas sobre su viabilidad.
La decisión fue comunicada de forma caótica, durante el partido de Champions League del Villarreal, lo que desató la indignación del club castellonense.
Cartel oficial de LaLiga para el Villarreal – Barça en Miami
«Una falta de respeto total y absoluta», sentenció el Villarreal en un comunicado.
Su entrenador, Marcelino, fue aún más duro: «No se puede tratar así a un club, a unos profesionales y a una afición».
La planificación deficiente y la falta de detalles logísticos como el horario del partido o la gestión de vuelos reflejaron un nivel de improvisación impropio de una organización profesional.
Tebas, a la carga
Lejos de hacer autocrítica, Javier Tebas reaccionó con un largo comunicado cargado de reproches en su cuenta de Twitter.
Acusó a los opositores del proyecto de tener una «visión cerrada y provinciana», atacó veladamente al Real Madrid y a la UEFA, y defendió que «el fútbol español merece mirar al futuro con ambición, no con miedo».
El presidente de LaLiga arremetió también contra lo que calificó como hipocresía institucional: «Se apela a la integridad de la competición quienes llevan años presionando a árbitros y gobernantes».
Joan Laporta, sobre el Villarreal – Barça en Miami: “El Madrid que haga lo que quiera, pero nosotros jugaremos en Miami el 20 de diciembre”
Estas palabras, lejos de calmar las aguas, avivaron el incendio. Todo sucedió el mismo día en el que dos jugadores del Real Madrid se enfrentaron públicamente al presidente de LaLiga.
Thibaut Courtois, portero del Real Madrid, fue demoledor: «Adultera la competición. Es censura y manipulación, y eso es muy grave». Dani Carvajal habló de «una adulteración clarísima» del campeonato.
La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) también celebró la cancelación y recordó que el proyecto había sido impuesto «sin transparencia ni diálogo», en contra del convenio colectivo.
El punto de inflexión
Uno de los episodios más polémicos fue la decisión de LaLiga de ocultar las protestas de los jugadores durante la jornada 9.
Durante el parón de 15 segundos que realizaron al inicio de los partidos, las retransmisiones mostraron imágenes exteriores o mensajes genéricos sobre la paz, impidiendo al espectador ver o entender lo que sucedía en el campo.
Tebas justificó esta decisión afirmando que tienen una «línea editorial clara» y que era lógico que censuraran cualquier protesta contra una decisión de LaLiga.
La imagen del Carlos Tartiere que se pudo ver en TV mientras los jugadores protestaban.
Esta maniobra fue interpretada como una censura inaceptable por parte de futbolistas, sindicatos y aficionados.
La Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español (FASFE) denunció esta práctica e instó a los aficionados a difundir las imágenes censuradas en las redes sociales. El descrédito para LaLiga fue inmediato y generalizado.
Reacciones institucionales
El golpe final llegó desde Bruselas. El comisario europeo de Juventud y Deporte, Glenn Micallef, calificó la cancelación como una «victoria para la afición y para las tradiciones del fútbol europeo».
Tebas, por su parte, acusó a las instituciones europeas de bloquear el crecimiento de las ligas.
«La verdadera forma de proteger las tradiciones es defender el equilibrio competitivo en casa, no temer su proyección global».
Desde el Consejo Superior de Deportes (CSD), José Manuel Rodríguez Uribes insistió en la necesidad de consenso y diálogo para abordar este tipo de iniciativas.
«Nos gusta hacer las cosas en España», afirmó el presidente del CSD, en clara alusión a la negativa del Gobierno a autorizar el partido en Estados Unidos.
La marcha atrás de Relevent Sports, el promotor del partido, hizo que finalmente el CSD no tuviera que posicionarse públicamente sobre si aprobaba o no la disputa del encuentro en EEUU.
Cada vez más desgaste
El episodio de Miami ha puesto de manifiesto una creciente desafección hacia Javier Tebas dentro y fuera del fútbol profesional.
Su figura, ya de por sí controvertida, acumula denuncias, enfrentamientos, escándalos y amonestaciones públicas que no han hecho sino erosionar poco a poco su imagen.
El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) le impuso en septiembre de 2024 una amonestación pública por la convocatoria irregular de una asamblea.
Aunque fue la sanción más leve posible, dejó constancia de una infracción grave en la gestión. Desde entonces, las denuncias no han cesado.
Javier Tebas y Rafael Louzán durante la presentación de la nueva Junta Directiva.
RFEF
En octubre de 2025, el CSD trasladó al TAD una nueva denuncia por la revelación de datos confidenciales del FC Barcelona, lo que podría acarrear sanciones que van desde la inhabilitación hasta la destitución.
Se suma a otras acusaciones por abuso de autoridad, atentado contra el decoro deportivo y censura audiovisual impulsadas en los últimos meses.
Detrás de buena parte de estas acciones legales está Miguel Ángel Galán, presidente de la Asociación Transparencia y Democracia en el Deporte.
Galán ha presentado una denuncia con varias ampliaciones contra Javier Tebas en menos de tres meses.
Su objetivo es claro: «Su momento ha acabado. Tebas se ha convertido en un dictador», ha declarado.
Galán, que ya fue pieza clave en la caída de Ángel María Villar y Luis Rubiales, está convencido de que el ciclo de Tebas ha terminado.
Y su estrategia está siendo eficaz: acumular infracciones muy graves para forzar una destitución, con el precedente ya creado de anteriores presidentes inhabilitados por el TAD tras sus denuncias.
Javier Tebas
Europa Press
Una era que se agota
Javier Tebas llegó a la presidencia de LaLiga en 2013 prometiendo estar solo dos mandatos. Doce años después, sigue al frente, pero cada vez con los apoyos más debilitados.
Sus pulsos algunos clubes, su forma de gestionar la comunicación, su relación con organismos internacionales y la multiplicación de causas legales en su contra han erosionado su poder y su credibilidad.
El fiasco de Miami no ha sido un simple revés logístico. Ha sido la gota que puede colmar el vaso.
Un episodio que ha puesto al descubierto el desgaste de su liderazgo, la falta de apoyos institucionales y una creciente voluntad de cambio dentro del fútbol español.
Tebas sigue en pie, pero camina sobre el alambre. Y cada vez la red que tiene debajo es más débil.