La actividad humana que tiene lugar en el mundo contemporáneo podría estar desencadenando la mayor extinción registrada desde el impacto del asteroide que extinguió a los dinosaurios, hace 66 millones de años, según un estudio científico.
El trabajo, basado en una revisión de multitud de informes previos sobre los cambios ambientales, así como en una serie de talleres que reunieron a paleobiólogos y ecólogos, compara la pérdida de especies modernas con las preservadas como fósiles.
La investigación concluye que, si bien las tasas de extinción actuales son extraordinarias, aún no han alcanzado el umbral de una verdadera «extinción masiva», pero podrían hacerlo con el tiempo si la pérdida de biodiversidad continúa aumentando rápidamente.
Recreación de la extinción de los dinosaurios / Getty
Jack Hatfield, del Centro Leverhulme para la Biodiversidad del Antropoceno (Universidad de York, Reino Unido), afirmó: «El ritmo de cambio que observamos hoy no se parece a nada conocido en los últimos 66 millones de años. Es una historia compleja y llena de matices, pero el mensaje es claro: nuestra especie se ha convertido en una fuerza decisiva en la historia de la Tierra, y aún tenemos el poder de decidir cómo terminará esa historia«.
130.000 años de impacto humano
Los investigadores han analizado el impacto humano causado desde hace unos 130.000 años, incluyendo la extinción de animales grandes como los mamuts y los perezosos terrestres gigantes. A medida que los humanos se expandieron por el mundo, las especies que habitaban en las islas (territorios más reducidos) comenzaron a desaparecer, seguidas de pérdidas más recientes, como el tigre de Tasmania y la vaca marina de Steller.

El tigre de Tasmania, animal ya extinto debido a la presión humana / Pinterest
Al comparar los cambios observados hoy con eventos del pasado remoto, el equipo descubrió que la extinción de los dinosaurios provocó la pérdida de una proporción extremadamente grande de especies en poco tiempo. El evento actual ha provocado una pérdida sustancial de especies y está progresando rápidamente, pero no a la escala ni a la velocidad del asteroide que causó la última extinción masiva.
Sin embargo, en términos de pérdida de biodiversidad, el Eoceno-Oligoceno —un evento de extinción ocurrido hace unos 34 millones de años, por un enfriamiento global y la formación de capas de hielo en la Antártida— fue el más comparable a las pérdidas de especies que se observan hoy en día.
Extinción actual muy rápida
Entonces se perdieron altos porcentajes de especies de mamíferos en varios continentes. Sin embargo, ese antiguo episodio parece haberse desarrollado a un ritmo más lento que los cambios actuales. Se cree que el Eoceno-Oligoceno tuvo lugar a lo largo de millones de años, en lugar de los 100.000 años que han experimentado el impacto humano.
Los eventos del Eoceno-Oligoceno son anteriores a la aparición de los humanos, por lo que la diferencia clave entre hace 34 millones de años y la actualidad reside en el impacto que los humanos han tenido en el medio ambiente. Esto, según los investigadores, constituye una clara advertencia sobre la importancia de reducir el daño ambiental cuanto antes.

El pájaro Dodo, también aniquilado por el hombre / Colossal Biosciences
Hatfield afirmó: «Aunque abarca una escala de tiempo mucho mayor, el Eoceno-Oligoceno nos muestra el poder de los grandes cambios climáticos para alterar la vida en nuestro planeta.
El mismo análisis, sin embargo, también destaca la dificultad de comparar el presente y el pasado; existen lagunas en el registro fósil, especies desconocidas y extinciones que hoy en día pasan desapercibidas, lo cual enturbia el panorama. “Pero si reunimos lo que sabemos, la evidencia todavía apunta a un mundo que cambia rápidamente y que ha sido impulsado casi enteramente por la actividad humana, y ahora está en nuestras manos cambiar este panorama», añadió Hatfield.