Contando sus partidos por victorias. Así avanza la Champions League del Real Madrid habiéndose disputado tres jornadas. La de esta semana no era sencilla. En casa, sí; pero ante un clásico, la Juventus. Un gol de Bellingham y el milagro de cada día de Courtois fueron suficientes. [Narración y estadísticas: Real Madrid 1-0 Juventus]
Salvo los primeros quince minutos de cada parte, el Madrid fue muy superior a su rival. Solo Michele Di Gregorio, el portero bianconero, evitó un resultado más abultado. Ocho paradas hizo el italiano, casi todas ellas de muchísimo valor.
No fue el día de Mbappé, ante una Juventus que se fue atrás, pero Vinicius desequilibró y Bellingham mató. Es la suerte de tener tantos jugadores de talla mundial. Y a Arda Güler, sin el que actualmente no se entendería cada triunfo del Madrid.
Jude Bellingham celebra el gol de la victoria del Real Madrid ante la Juventus
Reuters
Un tifo con la imagen de Lucas Vázquez de niño sosteniendo una bufanda del Real Madrid abrió la velada. Llamado de pertenencia a la afición merengue (bajo un lema: «A ver el Bernabéu, a ver al campeón») en una noche especial. Delante había uno de esos rivales que siempre desprende grandeza.
No será la Juventus de antaño, ahora sin los Del Piero o Buffon, pero no deja de ser el equipo —junto al Ajax— que más veces (3) ha ganado en el Bernabéu en Copa de Europa. Avisó de ello en la previa Xabi, que confió en Brahim, titular por Mastantuono. Fue este el principal cambio, pensando quizás en El Clásico.
Salió el Madrid a tratar de ahogar a la Juventus, pero no le fue bien de inicio. Lento e ineficaz en la presión el equipo blanco, corrió algún riesgo a la contra. Tuvo que evitar Courtois, con una buena mano abajo, el gol desde la frontal de Gatti cuando se cumplía el primer cuarto de hora.
Situación inquietante que cambió a partir de un buen cabezazo de Tchouaméni en un córner. Se encontró cómo el Madrid en las jugadas a balón parado, y fue creciendo desde estas acciones.
La tendencia cambió. Antes de llegar a la media hora, el Madrid había ganado en velocidad y en verticalidad, y su dominio ya era evidente. Encerrado atrás la Juve, a los merengues les costó generar ocasiones claras que no vinieran desde algún saque de esquina.
La más clara fue de Mbappé. El francés, casi desaparecido hasta el minuto 40, rozó el gol que solo una brillante estirada de Di Gregorio evitó. Kylian se destapó en el tramo final del primer tiempo, pero las alabanzas había que dirigirlas más bien hacia uno de sus compañeros.
Güler juega, Jude marca
Arda Güler fue el mejor de la primera parte. Con diferencia. Todo pasó por él —4 pases clave y 96% de acierto en el total (49/51)— y el Madrid vivió de su inspiración. Lo contrario que Bellingham, ocupando demasiado terreno y aún sin un papel definido con Xabi.
El Jude centrocampista sigue missing, como dirían en su país, pero en su ser reside ese delantero que sabe siempre dónde estar en el área y que impactó en su primer año en Madrid. Así, tras un jugadón de Vinicius que acabó en disparo al palo, Bellingham apareció desde donde solo tenía que empujarla y puso el 1-0.
Tardó casi una hora en llegar el primer gol (58′), aunque antes pudo alcanzarlo la Juventus. Fue en una de esas acciones que rozan lo milagroso —para el Madrid, claro—. Vlahovic, que es una bestia física, salió a la contra y ganó cuerpeando a Militao, que ya es decir. El serbio, eso sí, toparía a varios metros más con un muro de dimensiones colosales.
Hablamos, lógicamente, de Thibaut Courtois. El belga no se decidió a salir de su área cuando cruzaba la línea del centro del campo Vlahovic, pero le esperó en sus dominios. Como si de un reto se tratara. Allí, Courtois es enorme. Y con su pie resolvió un mano a mano que puso a más de uno el vello de punta.
Di Gregorio, a lo Buffon
El milagro de Courtois y el gol de Bellingham resolvieron lo que pudo ser un problemón en el momento de mayor tensión del partido. Y se desató el Madrid, que si no ganó de goleada tuvo un gran responsable: Di Gregorio.
El portero italiano, emulando alguna noche gloriosa de Buffon, mantuvo a la Vecchia Signora en el partido. Lo hizo a base de paradones, especialmente las dos consecutivas que sacó a Mbappé y a Brahim.
Xabi quitó a Güler, exhausto tras su partido, a quince minutos del final. Se notó la salida del turco y algún susto más se llevó el Madrid, con una ventaja mínima. Asencio se dejó la piel —literalmente, porque tuvo que ser cambiado tras esto— al estirarse con todo para tapar un tiro que iba directo a la red.
También se habían marchado Vinicius y Brahim. Entraron Mastantuono y Fran García, además de Camavinga que lo hizo antes. No jugó Endrick, aún inédito con Xabi Alonso. Ahí hay tema sin resolver.
Nueve puntos de nueve posibles en Europa. Es el balance de este Madrid en el arranque de la Champions. Mereció más ante la Juventus, si bien hubo momentos que sufrió. Sensaciones confusas antes de El Clásico del domingo, aunque peor parecen tenerlo en Can Barça.