El Papa León y Carlos III rezan juntos, por Pilar Garcés

Este jueves el Papa León XIV y Carlos III de Inglaterra rezan juntos en la Capilla Sixtina. Será la primera vez que un monarca inglés, cabeza de la iglesia anglicana, y un sumo pontífice católico compartan un servicio religioso desde la Reforma, en el siglo XVI. Más allá de lo histórico del momento, por algo en concreto tendrán que orar si la paz en el mundo ya se ha dejado en manos de las inmobiliarias. Hay una lacra terrible que ambos conocen muy bien, y cuya erradicación merece todas la súplicas: el abuso sexual contra los niños. El Vaticano tiene una de las amenazas peores contra su credibilidad y continuidad en los miles de casos de pederastia cometidos por curas urbi et orbe y durante décadas. El rey británico acaba de obligar a su hermano menor Andrés a suspender el uso de sus títulos y honores por el escándalo de su relación con el multimillonario pedófilo Jeffrey Epstein, y el supuesto abuso sexual cometido contra una chica de 17 años. Ambos líderes religiosos comparten no solo el problema de imagen de haber conocido y tolerado comportamientos repulsivos, sino además la incapacidad de atajarlos con una acción ejemplificante que ponga por delante a las víctimas. Demasiado tiempo mirando hacia otro lado, hasta que la opinión pública ha llegado al límite de su aguante. Ni pecados, ni «asuntos privados» de ovejas negras de la monarquía, los ataques contra la integridad sexual de los menores se llaman delitos y exigen otra contundencia. A Dios rogando y con el mazo dando.

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