El profesor e ingeniero informático Pablo Duchement es perito judicial y experto en delitos perpetrados por y contra menores en redes sociales. Uno de sus caballos de batalla es el ‘bullying’, un problema educativo de primer orden. El 12,3% de los alumnos de primaria y ESO reconocen que él o alguno de sus compañeros está sufriendo acoso presencial o digital (o ambos), según el reciente informe de las fundaciones ANAR y Mutua Madrileña. El hostigamiento escolar, que no se limita al aula sino que dura las 24 horas del día debido a las redes, puede llevar a un menor a quitarse la vida. La semana pasada, una alumna del colegio Irlandeses Loreto, en Sevilla, se suicidó. Tenía 14 años y era víctima de ‘bullying’.
Duchement acaba de publicar una guía para que las familias y la comunidad educativa sepan dar los pasos adecuados para identificar y acabar con el acoso. Editado por Vergara, el libro se titula con la frase que más escuchó durante su infancia y adolescencia: ‘Te espero a la salida’. Se la decían sus matones, esos que, un día, saltaron sobre su mandíbula.
-‘Bullying’ y conflicto escolar no es lo mismo. ¿En qué se diferencian?
-Conflicto escolar es un asunto muy concreto donde el reparto de responsabilidades está equilibrado. Es decir, las dos partes tienen cierta culpa. Por ejemplo, una niña se quiere sentar en primera fila y otro dice que se sienta él. O algo más complicado, como insultos puntuales en doble dirección. En estos casos, existe una responsabilidad compartida, que es algo que no ocurre en el acoso escolar, donde hay una parte que quiere torturar y otra que quiere sobrevivir. En los conflictos escolares no se observa un gran desequilibrio de poder. No son cuatro contra uno, no es la chica popular de la clase contra la que está marginada. Hay que diferenciar entre conflicto escolar y acoso escolar.
-¿Por qué la mediación escolar sirve para los conflictos, pero no para el ‘bullying’?
-Una mediación escolar es imposible que sea buena para el acoso porque es un proceso muy concreto que cumple ciertos parámetros. El mediador tiene que ser objetivo, equidistante y neutral. ¿Cómo vas a ser todo esto en un caso de acoso escolar? No puedes. La mediación escolar obliga a que el resultado sea un acuerdo entre las partes que satisfaga a todos los implicados. Eso tampoco se aplica en el ‘bullying’.
-Igual que en la violencia machista.
-Tristemente, durante un tiempo, hubo tendencia judicial a realizar procesos de mediación en casos de agresiones a mujeres. Hoy ya no se da semejante estupidez. ¿Te imaginas poner a alguien que está sufriendo frente a su maltratador para que lleguen a un acuerdo? Las mediaciones escolares están prohibidas en los decretos antibullying de todas las autonomías, aunque hay docentes que lo siguen aplicando.
-¿Por qué?
-Porque la mediación funciona muy bien en casos de conflicto y a veces el profesorado no sabe distinguir. O piensan que como da tan buenos resultados en otras cosas, lo aplican a todo. En el caso del bullying no funciona porque revictimiza al agresor y empodera al agresor, le da la oportunidad de volver a hacer daño.
«Conseguir que los padres del acosador reconozcan lo que hace su hijo es una de las barreras más grandes para luchar contra el bullying»
-Los agresores quieren ver solos a sus víctimas. Se hacen amigos de sus amigos y vuelven a la gente en su contra. ¿Es la soledad de la víctima una característica fundamental en el acoso?
-No tiene por qué darse, pero es una de las más peligrosas. Hay relación entre suicidio juvenil y acoso escolar, y una inmensa mayoría de los casos que acaban así de mal pasa por una situación de soledad. Es una de las consecuencias más peligrosas del acoso.
«Si algo define al acosador y a la víctima es que los dos tiene un problema de autoestima»
-Asegura que el final de la película ‘Karate kid’, donde la víctima le da su merecido al agresor, no es la solución. ¿Por qué?
-Porque deja ver que el acoso escolar solo se soluciona con patadas. Hay niños que no quieren dar patadas, o no pueden. Por dar patadas entendamos reaccionar violentamente. Si un niño está en una silla de ruedas ¿tiene que aguantarse? Cuando una víctima responde con violencia pueden pasar varias cosas. La primera es dejar claro al acosador que el camino a seguir es la violencia. Te defiendes a golpes e imagina que sales ganador (entre comillas). ¿Qué ocurre? Que el acosador siente que su dominación está entre dicho y tiene que dar ejemplo. Al día siguiente se presenta con siete compañeros más para dar otra paliza a la víctima. Otra cosa que puede suceder es que el acosador elija otra víctima más débil porque no ha podido con la primera. Así no hemos resuelto el acoso escolar, como mucho lo hemos desviado. Si algo define al acosador y a la víctima es que los dos tiene un problema de autoestima. Es algo que tienen en común. Si la víctima responde con violencia y le gusta y siente su autoestima mejorada, las probabilidades de que los papeles se inviertan son altas. Seguimos sin solucionar el acoso.
-Recomienda a las familias de las víctimas a enseñar a sus hijos a que actúen con tranquilidad e indiferencia. También les pide que no fomenten el odio hacia el agresor delante de sus hijos. ¿A quién pueden acudir?
-Es una escala. Y cuando un escalón no te funciona, das el siguiente paso: tutor, jefe de estudios, dirección, inspección educativa, consejería de Educación y Policía Nacional, que es tu última esperanza si nadie más te ayuda. También puedes acudir a la prensa. Tienes que dejar por escrito que has dado todos esos pasos sin que nadie haya hecho nada.
-¿Qué aconseja a las familias de los acosadores?
-Conseguir que reconozcan que su hijo acosa, que es una de las barreras más grandes para luchar contra el ‘bullying’. Les cuesta muchísimo. Tienes que reconocerlo, asumirlo y afrontarlo. Esas familias necesitan saber que su hijo es no malo sino que lo que hace es malo. Tu hijo tiene un problema, está mal educado. La situación es grave, así que tienes que inculcar responsabilidad y restaurar su autoestima. Como padres, algo habremos descuidado si nuestro hijo solo se siente bien torturando a otra persona. Y si hay algún otro asunto psicológico detrás, tratarlo con profesionales. No todo el acoso es una cuestión de autoestima, hay niños que son psicópatas. Si tienen algún trastorno, hay que tratarlo. Pueden acabar perfectamente integrados en la sociedad sin hacer daño a nadie. Un acosador puede sanar, y eso es importante porque estamos reconociendo que ser acosador es no estar sano.
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