La humanidad está fabricando cada vez más envases plásticos y vamos camino de convertirnos en un planeta literalmente plastificado, con todas las implicaciones que ello tiene para la salud y el medio ambiente. Y, sin embargo, hay alternativas viables y mucho más respetuosas para manufacturar los envases. Es el caso de los hongos, esos anónimos pero imprescindibles organismos de la naturaleza.
No se trata solo de utopías ecologistas, sino que ya hay empresas que se han puesto manos a la obra y están fabricando este tipo de recipientes hechos de hongos y que, por lo tanto, son biodegradables. En Bruselas funciona una fábrica dedicada a ello, en un intento de demostrar que hay una alternativa al petróleo para crear envases.
La fabricación de envases con material plástico es una amenaza al medio ambiente y la salud / Shutterstock
En la comuna bruselense de Forest, apenas a kilómetro y medio del inmenso solar donde durante décadas se ubicó la cadena de montaje de Volkswagen, cerrada en febrero de 2025, se levanta ahora la mayor fábrica europea de embalajes biodegradables hechos con micomateriales, es decir, con hongos como materia prima.
Transformar residuos en materia prima
«Los hongos crecen y nosotros les ayudamos a crecer (…). Es elegante, estético, sostenible y competitivo», explica a la agencia Efe durante la inauguración de la fábrica el fundador de PermaFungi, Julian Jacquet, quien a lo largo de la jornada destacó que el mayor consumidor de plástico del mundo es el sector del embalaje.
El proyecto ha atraído una inversión de unos tres millones de euros, y cuenta con financiación de la Unión Europea y el respaldo de plataformas de capital público de la región de Bruselas y del fondo de inversión suizo Après-demain, entre otros.

El material obtenido con hongos permite fabricar envases / Agencias
«Es la economía en la que creemos, la que transforma desechos en recursos y reduce nuestra huella ecológica», explicó la responsable de Transición Económica en la región de Bruselas, Barbara Trachte.
La compañía cuenta con una plantilla de 12 personas que tratan de convertir esta idea experimental en una alternativa industrial real.
Paquetes de hongos
PermaFungi nació en 2014 en Bruselas como una cooperativa que cultivaba seta de ostra a partir de posos de café reciclado y fabricaba algunos objetos con micomateriales, como lámparas y paneles.
Suministraban setas a restaurantes, vendían kits de cultivo en internet y llegaron a forrar de paneles de micelio el pabellón de Bélgica en la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2023. Pero el modelo no terminaba de funcionar y sus arquitectos decidieron reestructurar la empresa y doblar la apuesta.
Ahora han levantado un complejo industrial de 1.400 metros cuadrados donde multiplicarán por cien su micoproducción, usando para ello 10 toneladas de residuos orgánicos secos, como serrín, virutas o paja, para producir 100 metros cúbicos de materiales al mes.

Unas muestras del material obtenido con el uso de hongos y residuos orgánicos / Efe
El producto estrella es el embalaje. Este se elabora en moldes que se rellenan con residuos orgánicos en los que inoculan micelio -no revelan la variedad- para que los hongos consuman dicho sustrato hasta que adquiere la consistencia ideal, similar al corcho, momento en que se frena el proceso con un golpe de horno.
Se biodegrada en solo 41 días
La idea no es nueva, pero nunca se había ensayado a esa escala en Europa: sustituir el poliestireno (plástico derivado del petróleo) por una masa creada con desechos y hongos.
El micomaterial se biodegrada en tan solo 41 días, mientras que el poliestireno tarda más de 500 años en descomponerse y sus tasas de reciclado son muy bajas. Además, la fabricación con hongos precisa poca energía y agua.

Para obtener el material se necesita poca energía y agua / Agencias
Ecológicamente, el cambio sería radical. Económicamente también, al menos en números. Si PermaFungi capturara solo el 0,05 % del mercado europeo podrían ingresar unos 28 millones de euros al año. Sin embargo, el camino a recorrer solo está en sus inicios, por lo que, por ahora, el objetivo es llegar a tres millones de facturación en tres años.
«En algunos segmentos estamos al mismo precio que el poliestireno. Para otros, ofrecemos un producto único, estético y con mejores características», afirma Jacquet.