La defensa del acusado de matar a tres hermanos septuagenarios en Morata de Tajuña (Madrid) en 2023 ha sostenido en el juicio que cometió el triple crimen pero con tres atenuantes que rebajarían sensiblemente la pena: alteración psíquica por trastorno paranoide, arrebato y confesión.
La Audiencia de Madrid ha iniciado este martes el juicio a Dilawar Hussain F.C, el autor confeso de la muerte de tres hermanos de unos 70 años en la localidad madrileña de Morata de Tajuña en 2023, un triple crimen por el que la Fiscalía pide 36 años de cárcel para el encausado, quien tras ingresar en prisión mató también a su compañero de celda. Por este cuarto crimen Dilawar tiene abierto otro proceso, que actualmente está en la fase final de la instrucción para luego ir a juicio.
El acusado ha estado en la sala esposado y custodiado por dos agentes de policía, que han permanecido justo detrás de él todo el tiempo.
La defensa del acusado solicita un total de 7 años y medio de cárcel (dos y medio por cada muerte) por tres homicidios con tres atenuantes: alteración psíquica por trastorno paranoide, arrebato u obcecación y confesión, según el escrito leído al inicio de la vista. En este escrito y en su alegado inicial su letrado no duda de los hechos que cometió pero quiere dejar claras las circunstancias en las que los cometió: Dilawar trabajaba en un locutorio de una localidad cercana, tenía arraigo, sin antecedentes, y enviaba dinero a sus familiares en Pakistán.
Pero tras conocer a los hermanos fallecidos, con los que convivió, éstos llegaron a deberle 60.000 euros que él les había dejado porque las dos hermanas habían caído en una «estafa del amor» y creían que iban a cobrar «una herencia millonaria«. Nunca cobraron y él les reclamó el dinero que le debían varias veces, sin éxito.
Así Dilawar no pudo seguir enviando dinero a su familia en Paquistán, sobre todo a su madre gravemente enferma, y tuvo que cerrar su locutorio y se quedó en la calle. Entonces le comunicaron que su madre falleció y él «enlazó lo que le había pasado a su madre con el dinero que le falta», ha dicho su letrado. Él estaba convencido de que había caído en «un estafa organizada por las hermanas», ya que debían dinero a más personas, y entró en una situación de «grave presión económica y emocional», que le llevó a un estado de arrebato y obcecación en el que perpetró los homicidios.
Ha añadido que, según se ha acreditado con informes forenses, Dilawar padece un trastorno de la personalidad donde predominan rasgos paranoides y que afectó a sus capacidades cognitivas y volitivas de forma leve. Y que unas semanas después del crimen se entregó voluntariamente y durante 38 minutos explicó lo que había hecho y por qué, y siempre ha colaborado con la justicia.
Por su parte la fiscal ha defendido que cometió tres delitos de homicidio con atenuante de alteración psíquica, y un delito de quebrantamiento de condena, al considerar probado que entró en la vivienda de los hermanos saltando el muro y los mató dándole golpes en la cabeza con un palo de hierro o similar, y cómo dos días después volvió para prender fuego a los cadáveres. Considera la Fiscalía que el acusado tenía disminuidas sus capacidades intelectivo-volitivas de forma leve en el momento de los hechos, habida cuenta de que presenta «un trastorno de personalidad donde predominan los rasgos paranoides, junto a una carga progresiva de frustración vivencial situacional».












