Martiño Ramos Sotos, 50 años, parecía un profesor ejemplar: vinculado a Izquierda Unida, al comité electoral de En Marea y simpatizante del BNG. Hasta hace poco, su imagen publica inspiraba respeto. Lo que nadie sospechaba es que detrás de esa fachada se escondía un depredador sexual condenado por la justicia.
La Audiencia Provincial de Ourense lo sentenció a 13 años y medio de cárcel por violar a su alumna, aprovechando su posición de docente. Los abusos ocurrieron al menos diez veces, desde que la víctima tenía 12 años hasta los 16, aunque el contacto inicial empezó antes, los 16, aunque el contacto inicial empezó antes, cuando ella tenía menos de 12, mediante Instagram, ocultando su verdadera identidad.
Manipulación virtual y crueldad
Ramos se presentó como un apoyo emocional falso, ganándose la confianza de la menor y consiguiendo fotos desnuda. El 17 de marzo de 2021, reveló su verdadera identidad, iniciando los abusos sexuales. Además, según la sentencia, llegaba incluso a darle puñetazos, un comportamiento sádico que marcó profundamente a la víctima.
En septiembre de 2021, la joven denunció los hechos ante el centro escolar y la Guardia Civil, comenzando un proceso judicial que culminaría con su condena.
Continuó dando clases pese a la condena
Pese a la gravedad de los hechos, Ramos siguió impartiendo clases en otro colegio mientras se tramitaba el juicio. En julio de 2024, la Audiencia Provincial lo declaró culpable y, en julio de 2025, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia.
Fuga que sacude Galicia
El 15 de septiembre de 2025, cuando debía ingresar en prisión, Martiño Ramos desapareció. Su teléfono no da señal y se cree que no está en la provincia de Ourense, ya que su entorno probablemente lo habría delatado. La alarma social y policial es máxima.
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