La UD Ibiza revive en Murcia pero no aleja del todo la marejada en torno a Paco Jémez

A veces se tiene que poner todo en contra para que salga todo a favor. Es lo que le ocurrió a la UD Ibiza, que llegaba a Murcia en su peor momento en la etapa de Paco Jémez en el banquillo, después de tres derrotas consecutivas y cinco partidos sin ganar. 

El mal ambiente alrededor del equipo por los malos resultados y la polémica generada por el descanso concedido por el técnico el viernes, dos días antes del partido, había enrarecido la situación del equipo.

Para acabar de arreglarlo, los celestas se quedaban en inferioridad numérica nada más empezar el encuentro ante el Real Murcia en Nueva Condomina (Enrique Roca). David del Pozo veía una segunda amarilla muy rigurosa y protestada por toda la UD Ibiza.

 Parecía carne de cañón el equipo ibicenco, pero los celestes se juntaron y trataron de incorporarse incluso con fe, ese fue su mérito porque así llegaría la acción del penalti sobre Monjonell, un penalti del nuevo fútbol de Primera RFEF, con el soporte de vídeo conocido como MiniVAR. Paco Jémez lo pidió tras solicitárselo su jugador, Monjonell, que recibía un impacto de codo en el cuello en el área. 

Tras revisarlo en el monitor, el colegiado pitaba penalti y lo transformaba Fede Vico. Los ibicencos iban a aguantar en inferioridad numérica con una afición pimentonera cada vez más nerviosa.

El segundo gol sería una obra de arte de Unai Medina, un misil desde fuera del área, el 0-2 acababa de provocar un incendio en la Nueva Condomina que deja al Murcia en una crisis profunda que acabaría con la afición pidiendo explicaciones al presidente. 

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