Al escuchar la palabra cáncer de mama suele asociarse inmediatamente con la imagen de la mujer y el color rosa. Sin embargo, la realidad es que también afecta a los hombres. Según los datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), aproximadamente el 1% de los casos diagnosticados corresponden a varones. Puede parecer un porcentaje pequeño, pero no por ello debe pasar desapercibido. Al contrario, su falta de visibilidad añade un obstáculo más a los hombres que sufren este tumor, que en la mayoría de los casos nunca imaginaron posible.
Es lo que le ocurrió a Fabio Enrique Marina Rasines (59 años). La primera vez que escuchó que los hombres también podían padecer cáncer de mama fue cuando recibió su propio diagnóstico. “No tenía ni idea, pensé que era una broma”, confiesa Fabio, originario de Argentina, aunque lleva casi cuarenta años viviendo en Fuengirola. “Por suerte lo pasé y a día de hoy me encuentro muy bien”, añade.
No obstante, a pesar de haber superado la enfermedad, no olvida el gran impacto que supuso el diagnóstico que recibió hace nueve años. No solo por el hecho de descubrir que padecía cáncer —pues siempre había sido una persona muy deportista—, sino también porque se trataba de un tipo de tumor que ni siquiera pensaba que afectara a los hombres. “Fue un shock total”, reconoce.
Un pequeño bulto
“Duchándome me sentí un pequeño bultito en el pecho, una cosa muy pequeñita, y no le di mayor importancia, porque no tenía ni dolor ni nada”, relata Fabio, que admite que, de no haber sido por la insistencia de su pareja de aquel entonces, probablemente no hubiese acudido al médico.
En un primer momento, en la sanidad pública le indicaron que “no era nada, un quiste de grasa seguramente”, por lo que decidió seguir adelante con el viaje que tenía planeado. “Pero al volver empecé a sentir una molestia en ese bultito de grasa, que era como una cuarta parte de la yema de un dedo. Me hicieron la ecografía y me salió que estaba todo bien”, cuenta Fabio que decidió acudir a la sanidad privada en busca de una segunda opinión.
“Fue una sorpresa, yo ni sabía, sinceramente, que existía el cáncer de mama en los hombres”
Allí le realizaron nuevas pruebas y confirmaron el diagnóstico: cáncer de mama en estadio dos. “Fue una sorpresa, yo ni sabía, sinceramente, que existía el cáncer de mama en los hombres”, comparte el argentino, que resalta que, a partir de ese momento, todo fue “muy rápido” y en apenas diez días ya lo estaban operando.
El momento más duro
Al igual que muchas mujeres, tuvo que someterse a una mastectomía. “Mcáe quitaron el pezón y también tenía afectado el sistema linfático, así que me quitaron todo el sistema linfático del brazo izquierdo”, narra Fabio, que, aunque recalca que fue “un shock”, entiende que es un proceso “mucho más duro” para las mujeres. En su caso, asegura que no le ha causado “ningún trauma” y que nunca le ha frenado ni le ha dado vergüenza mostrar su cicatriz, que es de unos siete centímetros. “Al contrario, yo lo que quería era recuperarme para hacer mi vida normal”.
Fabio Enrique Marina Rasines superviviente de cáncer de mama / L.O.
La parte más dura llegó con la quimioterapia. “Yo no tenía síntomas ninguno y, de repente, te dan esa quimioterapia y eso es un veneno”, insiste. “Estuve seis meses, se me cayó todo el pelo y ahí me di cuenta de que iba a ser muy difícil”. Pese a ello, aclara que siempre se vio muy arropado por su entorno que le apoyaba y le animaba en todo, aunque echó en falta tener algún referente masculino que le hubiera podido dar algunas indicaciones.
A la dureza del tratamiento, se sumaba la soledad de no conocer a ningún otro hombre que hubiese pasado por la misma situación y el tener que soportar las miradas curiosas o de asombro “He escuchado otros casos, pero soy el único que he conocido hasta ahora”, señala.
Sin referentes masculinos
De hecho, reconoce que se sentía “como sapo de otro pozo” cada vez que asistía a las sesiones de quimioterapia o de rehabilitación. Por ejemplo, cuando acudía a los cursos de drenaje linfático, era siempre el único hombre. “Todo estaba enfocado para las mujeres. Todos te hablaban de casos de mujeres y yo me preguntaba: ¿qué estoy haciendo aquí?”, rememora Fabio, que percibió que incluso algunos médicos parecían no estar del todo familiarizados con el cáncer de mama masculino. “Para los hombres no hay nada específico, absolutamente nada”, recalca.
Recuerda también el gran estupor que causó cuando se lo contó por primera vez a su familia y amigos. “Todos se quedaron muy sorprendidos. Nadie entendía nada, yo el primero”, apunta. Otra de las primeras cosas que hizo fue realizarse las pruebas correspondientes para ver si existía un componente hereditario, ya que tanto su madre como su tía habían fallecido de cáncer, aunque los resultados indicaron que no.
Hoy, Fabio se considera un afortunado. “He tenido mucha suerte porque me ha hecho efecto el tratamiento y puedo contarlo”, afirma. Solo acude a revisión una vez al año y se siente “fenomenal”. No obstante, lamenta que aún exista una “gran desinformación” sobre esta realidad que afecta también a los hombres y reivindica que se le debería dar mucha más visibilidad.
Pasarela contra el cáncer
Precisamente por ese motivo decidió participar en la Pasarela Contra el Cáncer de Mama que organizó la AECC el pasado 9 de octubre. “Me dijeron que nunca había desfilado ningún hombre y que sería muy importante, porque así podríamos hacer que la gente vea que el cáncer de mama no es solo de mujeres”. Y Fabio no lo dudó.

Fabio desfilando en la Pasarela Contra el Cáncer de Mama organizada por la AECC / L.O.
“Estoy muy agradecido a toda la gente de la Asociación del Cáncer porque me llamaban para ver cómo estaba, se preocupaban desinteresadamente y con una calidad humana admirable y espectacular”, resalta el argentino, que hace hincapié en la gran labor que realizan desde la AECC con iniciativas como la pasarela, el acompañamiento, los servicios que prestan o su trabajo de divulgación y concienciación.
Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, que se conmemora este 19 de octubre, Fabio defiende la importancia de dar más visibilidad a ese 1% de los hombres que también tienen que luchar contra este tumor. “Es un índice muy bajo, pero a alguno le toca”, incide el superviviente de cáncer de mama, que sostiene que no hay que sentir “ninguna vergüenza”. “¿Cómo van a tener vergüenza de algo que nos puede pasar a cualquiera, como cualquier otro tipo de enfermedad?”. Lo más importante, subraya, es seguir el tratamiento y no rendirse por el camino.
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