Mario Casas, la dulce madurez de un ‘sex symbol’

Con los 40 a la vuelta de la esquina y decenas de películas a sus espaldas, Mario Casas (A Coruña, 1986) se siente al fin respetado. El público lo adora, como quedó claro en el último Festival de San Sebastián, donde presentó ‘La Cena’, una comedia de Manuel Gómez Pereira ambientada en la posguerra que acaba de llegar a los cines. Y la crítica no ha tenido más remedio que reconocer su versatilidad como actor: de ‘Muy lejos’, dirigida por su ‘acting coach’, Gerard Oms, donde daba vida a un hincha del Espanyol que encajaba su identidad sexual, a ‘El practicante’, donde era un tetrapléjico consumido por la amargura y que acabó con un romance real con su compañera de reparto, Déborah François. Y aunque la última novia de Mario Casas –ahora lo es Melyssa Pinto, ex concursante de ‘La isla de las tentaciones’– sigue siendo un tema imbatible para la prensa del corazón, ya no da más que hablar que su carrera, como él mismo llegó a temer. Como tampoco es ya sostenible que solo le fichen para que se quite la camiseta, un riesgo que corrió tras ser el ‘crush’ adolescente de toda una generación gracias a ‘Tres metros sobre el cielo’, que se concatenó con los bombazos de las series ‘El barco’ y ‘Los hombres de Paco’. El actor se plantó por un año, rechazando ese tipo de personajes, y entonces llegó ‘Grupo 7’, que marcó un cambio de rumbo en su carrera.

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