La justicia polaca ha rechazado extraditar a Alemania al ucraniano identificado como Volodímir Z., el principal sospechoso del sabotaje que en 2022 inutilizó el gasoducto germano-ruso Nord Stream. En la sentencia, se cuestiona que Polonia tenga jurisdicción sobre la voladora, que tuvo lugar en aguas internacionales, y se sostiene que la fiscalía germana ha brindado información «muy general» e inconcreta sobre el caso. Se estima, además, que no puede hablarse de sabotaje, sino de «acto de guerra, racional y justo». Añade finalmente que el gasoducto era de propiedad de la empresa estatal Gazprom y, por tanto, cien por cien rusa.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha calificado la decisión de «justa», en un mensaje en X, y afirmado que con ella se da el caso por cerrado. La decisión de la justicia polaca sigue al bloqueo por parte de Italia de la extradición a Alemania de otro sospechoso, asimismo ucraniano, presuntamente implicado en el sabotaje.
Volodímir Z. fue detenido a finales de septiembre en virtud de una euroorden de arresto emitida a petición de la Fiscalía General de Alemania. Se le relaciona con el grupo de personas que, según la acusación, alquilaron un barco de vela y colocaron los explosivos que dejaron inutilizados tres de los cuatro conductos del Nord Stream. El sabotaje ocurrió unos meses después del inicio de la invasión rusa de Ucrania.
El gasoducto discurría por el Báltico y fue una pieza clave en la dependencia energética alemana respecto a Rusia. Su construcción decidió en tiempos del canciller Gerhard Schröder, amigo de Vladímir Putin. Ya entonces topó con las críticas tanto de Ucrania como de Polonia. Con Angela Merkel en el poder se decidió la construcción de un segundo gasoducto. En el momento del sabotaje no suministraba ya gas a Europa a través de Alemania. Moscú había cortado los envíos a través del Nord Stream 1 alegando razones técnicas, mientras que el segundo nunca llegó a entrar en servicio.
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