Trabajos en la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, en San Javier, para reestablecer el agua potable tras la dana / Iván Urquízar
La gestión de la comunicación de la Mancomunidad de Canales del Taibilla ha vivido su semana negra, ni tan siquiera han conseguido poner en valor como se merecían la labor de decenas de empleados de la MCT, dejándose algo más que horas de trabajo en recuperar un servicio tan esencial como es el agua corriente.
Es ciertamente incompresible cómo se han podido cometer tantos fallos comunicativos, y es que cuando más se necesitaban canales directos, abiertos y transparentes con otras instituciones, empresas privadas, medios de comunicación y ciudadanos, más difíciles eran de entender algunas decisiones.
El daño a la industria, el turismo, el comercio o el resto de actividades económicas, sin olvidar la difícil situación que se han vivido en muchas casas, ya está hecho, y ya llegará el momento de analizar los motivos que han llevado a la rotura de la red de agua y, sin duda, haya culpables o no, tocará planificar alternativas para que no vuelva a ocurrir, pero sin duda toca ahora desde la MCT hacer autocrítica de los muchos fallos cometidos durante tantos días y tanto tiempo.
Algunos hemos vivido en primera persona que la desinformación y los canales habilitados para acceder a ella han fallado estrepitosamente, otros han visto cómo eran informados a destiempo de actuaciones que se producían mucho antes de que les llegara la información, y la mayoría no sabían muy bien si el esfuerzo que tenían que realizar sería cuestión de horas, días o semanas.
Culparse ahora unos a los otros no adelanta absolutamente nada, sobre todo porque sería bueno que fueran los técnicos, y no la clase política la que analizara y evaluara los motivos de la rotura o roturas de los canales de distribución de agua, pero la MCT tiene un problema muy serio, ya que ha demostrado que no tenía ni experiencia, ni un plan de contingencia en caso de riesgo grave, para hacer llegar a la población algo más que notas aclaratorias o de prensa.
Pero sería injusto si no felicitáramos a los trabajadores que no han estado en despachos ni haciendo comunicados, sino introduciéndose en túneles llenos de lodo y barro, donde el oxígeno no brillaba precisamente por su abundancia, y a veces a oscuras, limpiando palmo a palmo para que en las próximas horas, de nuevo el agua potable llegue a nuestros grifos.













