«Es un hecho histórico que coloca a Uruguay a la vanguardia en el abordaje de temas profundamente humanos y sensibles», dijo este jueves la vicepresidenta de Uruguay, Carolina Cosse, después de que el Senado aprobara la «muerte digna». Colombia y Ecuador habían despenalizado años atrás la eutanasia pero través de fallos de sus cortes constitucionales. En Uruguay, ese paso se dio a través de la aprobación de una ley.»Se reafirma nuestro compromiso con la dignidad, la libertad y los derechos de todas las personas. ¡Hay que seguir!», dijo Cosse tras una votación favorable de 20 de los 31 senadores.
«Volvemos a ser pioneros en agenda de derechos. La aprobación de la ley de muerte digna habla de un profundo compromiso con la dignidad humana y con la libertad», escribió por su parte el secretario de Presidencia, Alejandro «Pacha» Sánchez. Doce años atrás, bajo el Gobierno de José Mujica, se había despenalizado la producción y venta de marihuana.
La nueva normativa fue votada positivamente tras un intenso debate que no excluyó el grito de «asesinos» en el recinto de parte de los que rechazaron la iniciativa que también contó con el aval del partido Colorado, que se encuentra en la oposición. «Haciendo honor a la mejor tradición liberal y humanitaria del Uruguay votamos la ley de Eutanasia», dijo el senador Robert Silva.
Sectores de derecha expresaron su desconsuelo. Según Guido Manini Ríos, de Cabildo Abierto, «a partir de ahora los más frágiles estarán más indefensos que nunca» porque «serán una carga fácilmente descartable». La diputada de esa formación, Silvana Pérez Bonavita, también lamentó la novedad legislativa. «Día muy triste para el Uruguay. Se acaba de aprobar en el Senado la nefasta ley de Eutanasia».
La activista Florencia Salgueiro creyó, por el contrario, que existen razones para celebrar. «Siento alivio y alegría». Ella fue testigo de la lucha paterna por recibir el beneficio convertido en ley cuando el ELA hacía insoportable sus días. «Es una ley de compasión, muy humana, muy bien redactada», dijo por su parte Beatriz Gelós, una enferma de ELA de 71 años que se transformó en uno de los nuevos rostros del activismo. Remarcó el hecho de que Uruguay se haya unido al pequeño grupo de países que legalizaron la muerte asistida que incluye a Canadá, Países Bajos y España, entre otros.
La Iglesia católica mostró «tristeza» ante la votación afirmativa en Diputados en agosto y la resistencia al proyecto que se volvió ley traspasó los ámbitos religiosos. Más de una decena de organizaciones habían rechazado la redacción de la iniciativa por «deficiente y peligrosa».
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