La Comisión de Ursula von der Leyen ha presentado este jueves su esperada ‘hoja de ruta’ detallada para que la Unión Europea cumpla su objetivo de alcanzar la independencia militar de aquí a 2030, de forma que pueda hacer frente a la amenaza de Rusia sin depender del paraguas de seguridad de Estados Unidos.
«Todo comienza con la agresión militar a gran escala y no provocada de Rusia contra Ucrania, que está alcanzando nuevas cotas de brutalidad y violencia», señala el documento, que habla de las recientes incursiones de drones y aviones en países como Polonia, Estonia o Dinamarca.
«Esta Rusia militarizada representa una amenaza persistente para la seguridad europea en un futuro previsible«. Al mismo tiempo, «los aliados y socios tradicionales están desplazando su atención hacia otras regiones del mundo», señala el Ejecutivo comunitario, sin mencionar directamente a Donald Trump.
Por último, la UE debe «contener amenazas transversales como el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva y las consecuencias en materia de seguridad derivadas del cambio climático».
«Las recientes amenazas han demostrado que Europa está en riesgo. Debemos proteger a cada ciudadano y cada centímetro cuadrado de nuestro territorio. Y Europa debe responder con unidad, solidaridad y determinación», ha avisado la presidenta de la Comisión.
El plan de Von der Leyen, que está basado en una máxima colaboración con la OTAN, fija como prioridad absoluta el despliegue de un Muro Antidrones en el flanco este de la UE, que deberá estar «plenamente funcional» para finales de 2027. Sin embargo, Bruselas no precisa su coste ni propone nuevos instrumentos de financiación para pagarlo.
«Las reiteradas violaciones recientes del espacio aéreo de los Estados miembros de la UE han demostrado la urgencia de crear una capacidad europea flexible, ágil y de vanguardia para contrarrestar los vehículos aéreos no tripulados (drones)», señala el documento.
El Muro Antidrones «se diseñará con un enfoque de 360°, como un sistema multinivel y tecnológicamente avanzado, con capacidades interoperables de detección, seguimiento y neutralización de drones, así como capacidades ofensivas para atacar objetivos terrestres mediante tecnología de drones de precisión«.
Además, este instrumento ayudará a afrontar otros riesgos comunes a toda la UE, incluyendo la protección de fronteras, la instrumentalización de la migración, la protección de infraestructuras críticas y la lucha contra la delincuencia organizada transnacional.
El Muro Antidrones se inscribe en un proyecto más amplio bautizado como Vigilancia del Flanco Este, que debe estar plenamente operativo para finales de 2028.
En su plan, Von der Leyen propone además otras dos iniciativas emblemáticas de carácter urgente, aunque en este caso no fija plazos de ejecución. En primer lugar, un Escudo Aéreo Europeo que cubra todo el espectro de defensa aérea y contra misiles, y que sea totalmente interoperable con el sistema de mando y control y la doctrina de la OTAN.
En segundo lugar, Bruselas pide poner en marcha un Escudo Espacial Europeo, cuya función debe ser garantizar la protección y resiliencia de los activos y servicios espaciales frente a amenazas crecientes. Esta iniciativa complementará las capacidades espaciales de doble uso de la UE, como el sistema de navegación por satélite Galileo.
Por lo demás, el plan militar de la Comisión propone crear «coaliciones de países voluntarios» para cubrir las carencias críticas de capacidades militares en 9 ámbitos prioritarios, entre los que figuran los sistemas de artillería, los misiles y la munición, la protección de infraestructuras críticas, la movilidad militar o la inteligencia artificial y la guerra electrónica.
Estas «coaliciones de capacidades» deberán crearse como muy tarde durante el primer trimestre de 2026. Se trata de grupos espontáneos abiertos a todos los Estados miembros. Pero dentro de cada uno de ellos deberá elegirse a un Estado miembro que ejerza como líder con el fin de lograr una coordinación eficaz.
El plan militar de Von der Leyen pide a los Gobiernos que al menos el 40% del material militar se adquiera mediante compras conjuntas antes del final de 2027. El porcentaje actual sigue siendo inferior al 20%.
«Los Estados miembros deberían aprovechar su poder de compra conjunto mediante programas de adquisiciones plurianuales para enviar señales a largo plazo a las empresas, ayudándolas a tomar decisiones de inversión sobre la expansión de la producción y a entregar lo necesario para cerrar las brechas de capacidad», alega Bruselas.
«Una mayor coordinación de estos programas reduciría la fragmentación, fortalecería la interoperabilidad, tan necesaria, y garantizaría una buena relación calidad-precio«, dice el informe.
El gran vacío del plan militar de Von der Leyen es la falta de financiación. El documento se limita a recordar las ayudas ya disponibles, que muchos Gobiernos, entre ellos el de Pedro Sánchez, han considerado insuficientes.
Se trata sobre todo del fondo de defensa SAFE de 150.000 millones en créditos, de los que España apenas ha pedido 1.000 millones. Además, para el próximo presupuesto plurianual de 2028-2032, Bruselas ha propuesto multiplicar por 5 el gasto militar, hasta situarlo en 131.000 millones de euros en siete años.
A ello hay que sumar 175.000 millones del programa de investigación Horizonte Europa, así como 17.650 millones para movilidad militar.
El resto del dinero lo tendrán que poner los Estados miembros de sus presupuestos nacionales con el compromiso asumido en la OTAN de aumentar hasta el 5% la inversión en Defensa, que Sánchez ha dicho que no tiene intención de cumplir.