Carlos Alcaraz renunció hace un par de semanas a disputar el Masters 1000 de Shanghái por sus molestias musculares. Jannik Sinner tuvo que abandonar ese mismo torneo, que terminó el domingo, tras sufrir unos aparatosos calambres en su segundo partido. Novak Djokovic, 38 años, dosifica ya al máximo su calendario y viene de perder las semifinales en Shanghái con visibles molestias en su pierna izquierda, que fue arrastrando durante todo el torneo chino. Alexander Zverev declaró, tras su eliminación en tercera ronda de ese mismo Masters 1000, que lleva compitiendo con dolor en la espalda desde el Abierto de Australia, en enero.
Son, con poco margen para la duda, los cuatro mejores tenistas del mundo y todos ellos acusan en sus magullados cuerpos los estragos de una temporada que en apenas un mes llegará a su fin. Todos, sin embargo, se han dejado tentar para disputar esta semana el Six Kings Slam, un torneo de exhibición que se disputa en Riad (Arabia Saudí) y que celebra este año su segunda edición. Taylor Fritz (4º del ranking ATP) y Stefanos Tsitsipas (24º) completan la nómina de un torneo con más estrellas que la mayoría de Masters 1000 del calendario.
6 millones para el ganador
¿Y por qué? Por el dinero, simple y llanamente. Cada uno de ellos se lleva 1,5 millones solo por participar y el campeón se embolsará los 4,5 adicionales. Es decir, quien gane se irá de Arabia Saudí con 6 millones de dólares más en su cuenta corriente. Esos 13,5 millones de dólares de bote para premios, a repartir entre solo seis tenistas, son un reclamo lo suficientemente poderoso para interrumpir rutinas de entrenamiento y soslayar molestias físicas.
El último Djokovic-Nadal de la historia se disputó en Arabia Saudí. / STR / EFE
Ocurre que exhibiciones como esta son cada vez más frecuentes en el calendario. Hace apenas unas semanas se celebró la Laver Cup, una suerte de Ryder Cup del tenis. Alcaraz, número uno del mundo, acumula unos cuántos ‘bolos’ parecidos a estos a lo largo de la temporada. Ninguno es tan lucrativo como el que pagan los petrodólares saudíes, claro, pero es dinero fácil para un tenista de su categoría. Si gana sus dos partidos en Riad, el primero este jueves, se embolsará esos 6 millones de dólares, mientras que por su participación en todo el circuito ATP, en la mejor temporada de su vida, ha ganado 16 millones de dólares tras ganar ocho torneos y jugar 74 partidos.
«Todo es un poco contradictorio»
El problema, más bien la incoherencia, es que cada vez son más frecuentes y contundentes las críticas sobre la saturación del calendario ATP, mientras los tenistas de máximo nivel aprovechan periodos pautados para el descanso en participar en exhibiciones millonarias. «Veo a muchos jugadores hablando de que hay obligaciones en cuanto a los torneos que disputar, pero son para tener un bonus económico. Hay muchas exhibiciones a las que se apuntan, así que todo es un poco contradictorio», opinaba hace poco Novak Djokovic, con la ventaja y la libertad que otorgan ser el mejor tenista de la historia y tener una edad en la que ya se puede permitir decir lo que piensa, sin cortapisas.
Apelaba el serbio a declaraciones como las de Alcaraz tras su última victoria, el ATP 500 de Pekín. «Creo que el calendario es muy ajustado, y deberían hacer algo con él. Hay demasiados torneos obligatorios y muy seguidos. Impusieron reglas que nos obligan a jugar torneos Masters 1000 y ATP 500, sin que se nos permita decidir«, criticó el murciano, en una denuncia que tiene predicamento también el circuito femenino, la WTA.
Creo que el calendario es muy ajustado, y deberían hacer algo con él. Hay demasiados torneos obligatorios y muy seguidos
Los Masters 1000 de dos semanas
En el masculino, los tenistas están obligados, sobre el papel, a disputar ocho de los nueve Masters 1000 (Montecarlo es la excepción) y al menos cuatro torneos de categoría ATP 500, uno de ellos en otoño. El problema de los últimos años es que cada vez más Masters 1000 se están convirtiendo en torneos de dos semanas en lugar de una. Al principio, solo Indian Wells y Miami abarcaban una quincena entera y ahora lo hacen todos salvo Montecarlo y París. En el circuito WTA, ya son siete de diez bajo ese formato expansivo.
Las obligaciones son, sobre el papel, estrictas, pero tan cierto es eso como que unas molestias físicas sirve de pretexto para superar esa obligación. Como ejemplo, Alcaraz renunció a Shanghái por lesión el mismo día horas después de haber ganado en Pekín y también lo hizo con Madrid. Tenistas veteranos como Djokovic tienen mayor flexibilidad para configurar un calendario a su medida. «Son torneos obligatorios, pero al final puedes elegir. Siempre he elegido, y seguiré haciéndolo, lo que mejor me convenga», ha relativizado Sinner recientemente.
«Nos quejamos, pero no invertimos el tiempo y el esfuerzo necesario para cambiar las cosas. Se necesita que los mejores del mundo se pongan manos a la obra, y entiendan cómo funciona todo el sistema y hagan algo más que hablar en ruedas de prensa. Lo sé por experiencia propia», criticó recientemente Djokovic, sobre un mal que no es exclusivo del tenis: los deportistas se quejan de la saturación del calendario pero no adoptan medidas de verdadera fuerza porque su bolsillo se sigue llenando.
Nos quejamos, pero no invertimos el tiempo y el esfuerzo necesario para cambiar las cosas. Se necesita que los mejores del mundo se pongan manos a la obra
«Jugar exhibiciones es un formato y una situación diferente a los torneos oficiales. Es tener durante 15 o 16 días seguidos, una concentración tan alta y una gran exigencia física. Aquí simplemente nos divertimos durante uno o dos días y jugamos algo de tenis, por eso a veces elegimos las exhibiciones. Obviamente, entiendo las críticas, pero a veces la gente no entiende nuestras opiniones», se defendía este mismo miércoles Alcaraz, reconociendo que no jugará al 100% de sus capacidades. Es lo de menos, claro.
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