Una deriva muy preocupante. Opinión de Jordi Carné

Frenkie de Jong, durante un partido del Barça / EFE

Frenkie de Jong está en todo el derecho del mundo de oponerse al Villarreal-Barcelona de Miami. Tanto de pensar que este encuentro no tiene ningún sentido como de criticarlo públicamente como hizo la semana pasada con la sinceridad que caracteriza a la mayoría de neerlandeses (como bien conocen en el Camp Nou). “No me gusta que vayamos a jugar allí, no estoy de acuerdo con esto. No es justo para la competición. Ahora jugamos un partido fuera de casa en terreno neutral. No me gusta y no creo que esté bien para los jugadores”, declaró el futbolista blaugrana desde la concentración de Países Bajos en un nuevo parón de selecciones polémico, especialmente en España por culpa del incomprensible pulso de Luis de la Fuente al Barça con Lamine Yamal y la gestión de las molestias físicas de Dani Olmo, un caso difícil de entender si se compara con la “fatiga muscular” por la que el madridista Dean Huijsen fue liberado a las primeras de cambio.

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