Una nueva investigación ha demostrado que los glaciares probablemente alcanzarán el máximo de su capacidad de autoenfriamiento a nivel global en la próxima década, antes que sus temperaturas cercanas a la superficie se disparen y el derretimiento se acelere drásticamente.
Un estudio desarrollado en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA) y publicado en la revista Nature Climate Change muestra que las superficies glaciares han desarrollado un mecanismo de “refrigeración independiente”, por el cual masas frías de aire en contacto con el hielo reducen la temperatura local: sin embargo, ese escudo temporal llegará a su límite en las próximas décadas, derivando en un vertiginoso deshielo, con graves consecuencias para el equilibrio planetario.
Los investigadores reunieron y analizaron un conjunto de datos sin precedentes: registros de 350 estaciones instaladas sobre 62 glaciares alrededor del mundo, sumando 169 campañas de medición estival. Con esa información, modelaron cómo la diferencia entre la temperatura superficial del glaciar y la temperatura ambiental, denominada “desacoplamiento”, evoluciona en el tiempo y frente al calentamiento general.
Solo un alivio temporal
De acuerdo a una nota de prensa, los resultados indican que, en promedio, la temperatura superficial de los glaciares aumenta 0,83 ºC por cada grado que sube la temperatura ambiente, y que la capacidad de los hielos para enfriar de forma autónoma su microclima alcanzará un pico entre las décadas de 2020 y 2040.
Ese alivio temporal puede parecer una oportunidad para esperar un cambio general en las condiciones del planeta, pero los autores lo describen como breve y engañoso. Según sus proyecciones, a medida que los glaciares pierdan masa de forma sostenida por la fusión y la fragmentación, se acoplarán nuevamente con la atmósfera: es decir, perderán su capacidad para marcar su propio ritmo térmico y sus temperaturas cercanas a la superficie crecerán a la par con las del entorno, acelerando la pérdida de hielo a mitad de siglo.
Las consecuencias son realmente devastadoras, sin caer en exageraciones. Los glaciares actúan como “torres de agua” para cientos de millones de personas, regulando caudales estacionales y alimentando ríos en regiones desde los Andes hasta el Himalaya.
Graves desequilibrios en todo el planeta
Su declive implica riesgos de escasez hídrica estacional, mayor frecuencia de peligros asociados, como por ejemplo la formación inestable de lagos glaciares, y efectos en los ecosistemas y la agricultura aguas abajo. Al mismo tiempo, la pérdida sostenida de hielo contribuye al aumento del nivel del mar y modifica patrones climáticos regionales.
Referencia
Mountain glaciers recouple to atmospheric warming over the twenty-first century. Thomas E. Shaw et al. Nature Climate Change (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41558-025-02449-0
Los científicos creen que es urgente aceptar la pérdida irreversible de una parte importante del hielo en zonas montañosas, para planificar al mismo tiempo la gestión del agua y la adaptación a la nueva realidad, redoblando los esfuerzos globales para reducir emisiones y evitar que la situación sea aún más caótica.
Concluyen también que las soluciones de ingeniería climática locales, como cubrir glaciares o “sembrar” nubes, son “parches” caros e ineficaces frente a un problema sistémico y no deberían considerarse como alternativas viables.