La compañía teatral Pot de Plom se quedó atrapada ayer por la dana en Tarragona tras representar su obra «El Ventorro». Según explica Adela Palomares, miembro de la empresa, se habían desplazado a Cataluña para varias funciones de teatro y decidieron quedarse un día más para aprovechar el puente cuando la tempestad les pilló de lleno en la AP7 y les hizo dejar el coche en un área de servicio de Amposta. Se trata de la segunda ocasión en que una alerta roja meteorológica les obliga a parar, ya que la semana pasada también tuvieron que retornar un día más tarde de otras funciones que estaban haciendo en Barcelona. La compañía de Xavi Castillo se tomó la situación con el buen humor que les caracteriza con un video realizado desde la estación de servicio en la que se quedaron atrapados junto a cientos de personas.
«El cielo se ha puesto como en València»
Las últimas alertas rojas meteorológicas, tanto en la Comunitat como en Cataluña, están sirviendo como un cruel recordatorio de lo vivido hace un año en València, y están reavivando el trauma colectivo que aún sigue muy presente. «Estábamos en Tarragona donde hacíamos la función los días 10 y 11, y decidimos quedarnos también el 12. El domingo estuvimos muy pendientes de las alertas, ya sabíamos que había alerta naranja, pero aún así decidimos coger el coche», explica Adela.
Añade que en un momento la alerta cambió a roja, pero no se dieron cuenta, sin embargo, el cielo les advirtió de lo que venía. «Iba conduciendo y vi que el cielo empezaba a ponerse muy negro y le dije al resto ‘el cielo se está poniendo como en València’. Realmente no estaba lloviendo tanto, pero no me vi capaz de seguir conduciendo y paramos en un área de servicio», explica.
Y fue lo mejor que pudieron hacer ya que, posteriormente se enteraron de que la AP7 estaba cortada 2km más adelante y se podrían haber quedado atrapados allí. La autopista permaneció cerrada hasta casi las 2 de la mañana, momento en que los Mossos informaron de que se reabría. Sin embargo, la compañía decidió buscar un hotel en Amposta, cerca de donde habían parado, para pasar la noche con sus hijos e hijas.
Expertos meteorólogos
La alerta roja y el EsAlert hizo que la compañía reviviera una tragedia que sufrieron de primera mano, ya que su sede está en un bajo de Picanya, al lado del barranco del Poyo.
«A nosotros la dana nos dio de lleno. Coches, todo lo de la faena… Lo perdimos todo y hemos tenido que levantar cabeza como hemos podido. De hecho, de eso trata en parte El Ventorro, de la experiencia y el dolor y la pérdida personales, además de la parte política», explica Palomares.
«Estamos reviviendo todo otra vez», confiesa. Aunque la sensación no es solo de Adela. La zona cero está sumida en un estado de nerviosismo y temor conforme se acerca el aniversario de la dana dejó 229 fallecidos. En Paiporta, la gente confiesa mirar al cielo con miedo o estar extremadamente pendiente de las cámaras de los barrancos y agencias meteorológicas. Por muchos años que pasen el recuerdo de aquella riada permanecerá imborrable en las cabezas de muchas personas.
«Ha pasado un poco como en la pandemia, cuando todos nos volvimos ‘expertos’ y ‘expertas’ en test de antígenos. Yo ahora tengo controladísimas todas las aplicaciones y las redes sociales de la Aemet, y sabemos cómo funciona todo el sistema de alertas y los colores, que hace un año era completamente ajeno a nuestras vidas», cuenta Palomares.
La Generalitat de Cataluña emitió ayer dos EsAlert a los móviles de la zona, el primero para pedir a la gente que buscara lugares seguros ante la tromba de agua que era inminente, y el segundo para cancelar las clases. El primero fue un shock para Adela y el resto de personas que iban en su coche: «nos quedamos de piedra», remarca.
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