Difíciles de respetar

Vivimos tiempos de culto a la personalidad. Narcisistas por el mundo convertidos por los votos o la fuerza en líderes autoritarios atentan diariamente contra la mesura, la elegancia, la educación, la sensatez, la discreción, la solidaridad y el mínimo respeto por el otro con el objetivo primordial de rendir culto a la personalidad de sí mismos, el apoyo indispensable de su comitiva servil, grotesca y acrítica que los jalea y el desprecio ecuménico por todos los que no se inclinan ante sus sacrosantas opiniones.

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