Este país se transforma en escenarios de cuento dependiendo de la temporada en la que desees desplazarte, aunque se empeña en permanecer en un segundo plano, como si se reservara solo para quienes deciden mirar más allá de las rutas turísticas habituales. Montañosa y majestuosa, histórica y cultural: así es Eslovaquia, uno de los países más infravalorados de Europa, a pesar de encontrarse en pleno corazón del continente.
Los países a su alrededor parecen robarle el protagonismo: Austria, Hungría o República Checa resuenan más que la propia Eslovaquia entre los destinos preferidos de los turistas. Sin embargo, esto permite al país guardar el silencio de sus montañas, sus castillos y sus ciudades medievales para los amantes de la historia. Además, existe una ventaja de no haberse masificado por el turismo: es extremadamente barato. ¿Planearías una escapada de unos días?
Por qué añadir Eslovaquia en tu lista de próximos destinos
Más de 300 fortalezas marcan el mapa del país, recordando que todavía siguen latiendo sus batallas y leyendas de antaño. En la capital destaca el Castillo de Bratislava, una fortificación que vigila el Danubio desde lo alto. También se encuentra entre sus encantos el monumental Castillo de Spiš, uno de los más grandes de Europa Central, considerado Patrimonio de la Humanidad. Para los amantes del senderismo, existen rutas en plena naturaleza por la cordillera de los Altos Tatras, la más alta de los Cárpatos.
Otra opción es adentrarse en el Parque Nacional del Paraíso Eslovaco, donde hay senderos de distintos niveles que conducen a cascadas, gargantas y cuevas que no pasan desapercibidas al ojo humano. Una experiencia por la que merece la pena viajar, sobre todo conociendo que los precios de los vuelos generalmente rondan desde los 40 a los 100 euros. ¡Pero eso no es todo! La experiencia no estaría completa sin probar la gastronomía eslovaca, tan generosa como reconfortante.
El arte de comer barato: una de las ventajas en Eslovaquia
Los precios varían según la ubicación y el tipo de establecimiento, pero un menú del día puede costar alrededor de 5 euros, luego, en un restaurante de categoría media o zonas más turísticas puedes comer por unos 20 euros. Si eres de los que disfrutan de la comida local, encontrarás platos tradicionales eslovacos como el famoso plato bryndzové halušky (gnocchi de patata con queso de oveja), en lugares como Koliba Kamzík Zelená en el famoso pueblo de Bratislava.
Y para quienes buscan un brindis especial, la región de los Pequeños Cárpatos ofrece bodegas familiares donde octubre marca la temporada ideal para catar vinos locales entre viñedos. En definitiva, es un país discreto, pero repleto de secretos que podrían sorprender a cualquier viajero.