Ocho partidos sin perder fueron una racha tan buena como merecida para un Deportivo que, ante el Málaga, no pudo replicar ninguna de las virtudes que ha asimilado desde la llegada de Antonio Hidalgo. El entrenador catalán reformó la estructura de su equipo, condicionado por las bajas en defensa o con la esperanza de encontrar en las botas de Eddahchouri más pegada que la demostrada en las últimas semanas por Mulattieri. El plan se torció a las primeras de cambio ante un Málaga necesitado de puntos para salir de los puestos de descenso que logró hacer daño por todos lados a la zaga y que logró salir bien parado de los ataques del Deportivo. La primera vez que la moneda sale cruz sirve para apuntar, corregir y mejorar con la visita al Sardinero en el horizonte.
Cambio en los carriles
Hidalgo no solo tuvo que componer la defensa con las piezas justas. Lo tuvo que hacer, además, con un cambio en la estructura con la que cimentó el camino al liderato del Deportivo en el último mes de competición. Sin Ximo ni Mella, Loureiro adoptó una posición híbrida entre tercer central en línea de tres y lateral en acciones ofensivas. El cercedense ya ocupó el costado en las primeras jornadas, pero ante el Málaga tuvo que lidiar con la pesadilla constante de Joaquín Muñoz. Sufrió para detener sus desbordes, que desembocaron en el 1-0 de Chupe a los diez minutos de iniciar el partido. En la izquierda, la baja de última hora de Quagliata devolvió a Sergio Escudero al once. No obstante, el vallisoletano no pudo demostrar el desborde del que presume el italiano desde que se ganó la titularidad. Por su costado se originó la jugada con la que Rafa Rodríguez firmó el 3-0 al inicio de la segunda mitad. Salió a presionar y, en el desajuste de espacios con el central, Gragera no estuvo lo suficientemente ágil para frenar al canterano malaguista antes de que pisase el área.
Problemas en el eje
La ausencia de Ximo y el desplazamiento de Loureiro a la derecha le abrió las puertas de la titularidad a Arnau Comas, que no inicia un partido desde la visita al Leganés. Sin embargo, el eje que formó con Barcia tampoco se libró del sufrimiento generalizado del Deportivo en defensa. El zaguero catalán se mostró dubitativo con el balón en los pies y poco contundente en algunos lances defensivos. Un mal control de Barcia y un pase comprometedor de Gragera pusieron demasiada presión en Comas, que perdió el balón al intentar despejar. Chupe se marchó en solitario hacia la portería para convertir el 2-0. En el tercer tanto, Barcia se comió el pase hacia Rafa Rodríguez, que encontró muy poca oposición en el área para sentenciar el partido con un disparo cruzado al que Comas llegó tarde para tratar de desviarlo.
Falta de desborde
Una lluvia de centros al área permitió al Deportivo desperezarse en el partido contra el Almería, que también perdía al descanso. Sin embargo, Hidalgo no replicó esta herramienta en La Rosaleda al carecer, en buena medida, de las piezas ideales para conseguir ventajas en los costados. Con dos carrileros de corte más defensivo, Eddahchouri se tuvo que contentar con pelear algún balón largo o recibir alguna combinación de Yeremay. El canario, cuando cayó a banda con el marcador adverso, intentó romper el duelo a base de regates. Le permitieron pisar el área en algunas acciones y poner algún que otro centro, pero no acompañó la certeza de los delanteros al rematar esas oportunidades. De esta forma, el Dépor fue incapaz de quebrar a un canterano del Málaga como Rafita en el costado izquierdo.
Gol anulado
A pesar de cuajar un partido mucho más gris que lo que acostumbra esta temporada, el Deportivo volvió a sumar buenas oportunidades con las que, al menos, perforar una vez la portería de Alfonso Herrero. Llegó a hacerlo Eddahchouri, que batió al guardameta malaguista con un tiro escorado y ajustado al primer palo nada más encajar el 3-0. «El delantero le da con el codo y es clave», corrigió Rubén Ávalos desde la sala VOR a Carlos Muñiz, que revisó la acción en el VAR y anuló el tanto del neerlandés.
Pólvora mojada
Aun sin este tanto, los pupilos de Hidalgo consiguieron tener opciones de cara a gol. En el primer tiempo, Herrero ya tuvo que intervenir en varios saques de esquina, sobre todo para desviar un fuerte cabezazo de Gragera. El meta respiró cuando Soriano estrelló en el larguero un cañonazo desde la frontal. En el segundo acto, tuvo más trabajo ante los revulsivos blanquiazules, que pecaron al fallar a bocajarro. Stoichkov convirtió un pase maravilloso de Yeremay en un regate fallido a Herrero. Pudo ser el 3-1 y acabó con el balón arrinconado en un costado del área. Poco después, Mulattieri no pudo desquitarse en un mano a mano. La presión de la defensa le desequilibró al disparar con la zurda. Una pólvora tan moja fue incapaz de paliar los efectos que los errores defensivos causaron en el resultado.
Vía: La Opinión A Coruña