Desapareció durante cinco días —del 30 de agosto al 4 de septiembre—. Su familia empapeló Las Palmas de Gran Canaria con carteles en los que solicitaban colaboración ciudadana para encontrarlo. A Kilian D. H. lo habían visto por última vez en la zona de Playa Chica, en Las Canteras, ese domingo de agosto. A partir de entonces, dejó de contestar al teléfono. Su familia, preocupada, denunció ante la Policía Nacional la pérdida del rastro del joven, de 20 años.
Un día después de que sus padres acudiesen a las autoridades, Kilian apareció y testificó ante los investigadores. Lo habían secuestrado, dijo. Los agentes pusieron en marcha una investigación y, en lugar de dar con los captores, descubrieron que nada del relato del joven era cierto y que había simulado un delito con una denuncia falsa cuando, en realidad, se marchó por voluntad propia. Ahora, se encuentra investigado.
La operación se puso en marcha el 3 de septiembre, tras la denuncia interpuesta por el entorno del joven. El 4, él compareció ante la Policía Nacional y declaró haber sido víctima de una detención ilegal durante cinco días en una vivienda de la zona de La Isleta. Llegó a señalar a tres presuntos secuestradores y a relatar su cautiverio. Supuesto cautiverio.
En la declaración explica que dos hombres y una mujer lo encerraron en un piso de La Isleta. «Solo recuerdo estar en una habitación a oscuras, sin ventanas, en la que solo había un colchón en el suelo, cajas y un peluche de Winnie the Pooh», aseguró, según ha podido saber LA PROVINCIA/Diario de Las Palmas. Este último dato sorprendió a los investigadores, ya que no suele ser habitual en un secuestro encontrarse con un juguete de esas características.
Cartel de la supuesta desaparición del joven / LP/DLP
Preguntado por qué no había dado señales de vida, Kilian afirmó que le habían roto «la clavija del móvil» y que el dispositivo había dejado de funcionar. También explicó que durante los cinco días de secuestro solo le habían dado de comer un bollo de chocolate y un poco de agua y café. «No tenía ni dónde hacer mis necesidades», subrayó ante los agentes, que ya empezaban a desconfiar del relato. También denunció que le habían quitado una pulsera de plata, de gran valor sentimental, porque se la había regalado su abuelo.
Los agentes encargados de la investigación, ejecutando diversas diligencias, entre ellas la localización y toma de declaración a testigos que habían estado con él en las horas previas y posteriores a su supuesta desaparición.
El análisis de las pruebas y testimonios, así como los indicios objetivos recabados, permitió a los agentes descartar la versión denunciada y acreditar que se trataba de una ausencia voluntaria. Durante esos cinco días, permaneció en el domicilio de una conocida.
Responsabilidad penal
Concluida la investigación, el 30 de septiembre, fue citado en dependencias policiales y se procedió a su toma de declaración en calidad de investigado, no detenido, por un presunto delito de simulación de delito. Las actuaciones fueron remitidas a la autoridad judicial competente para su conocimiento, valoración y efectos oportunos.
«La Policía Nacional recuerda a la ciudadanía que presentar denuncias falsas o simular delitos constituye una conducta grave que consume recursos esenciales de investigación y puede generar alarma social innecesaria», dicen desde el Cuerpo, e inciden en que «formular una denuncia sabiendo que los hechos no ocurrieron o aportar datos falsos puede ser constitutivo de delito y dar lugar a responsabilidades penales y civiles». Por ello, la Policía insta a actuar con responsabilidad y a utilizar los canales oficiales únicamente para comunicar hechos veraces.