ARANCELES DONALD TRUMP | El aviso de Tianjin

El presidente chino, Xi Jinping, recibe al primer ministro indio, Narendra Modi, en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai, que se celebra en la ciudad de Tianjin, en el norte de China. / XINHUA / XIE HUANCHI / EFE

Si no les suena la ciudad china de Tianjin, les diré que a mí tampoco hasta que este verano se reunió allí la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), un invento chino para aumentar su influencia en Asia Central que ha evolucionado de la mano de Beijing para convertirse en un polo de influencia mundial que hace la competencia al G-7, el foro que reúne a las mayores economías del mundo libre. Se enfrentan así dos concepciones opuestas de lo que debe ser la gobernanza global: la nuestra, la implantada por los vencedores de la 2 GM en aquellas conferencias de San Francisco, que creó la ONU, y de Bretton Woods, que creó el FMI y el Banco Mundial, que desde desde 1945 han dado al mundo ochenta años de paz (al menos en términos generales) y un desarrollo económico sin precedentes y, frente a ella, la OCS que se opone a la hegemonía norteamericana y propone un orden alternativo multipolar basado en principios y características culturales diferentes, pero que en realidad oculta otro diseño de poder en forma de esferas de influencia en las que los más fuertes impondrán su voluntad. El mundo cambia deprisa ante nuestros ojos y no lo hace precisamente de manera favorable a nuestros intereses.

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