En 2024, más de 3 tercios de los vehículos retirados definitivamente de las carreteras españolas tenían 20 o más años de antigüedad, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT). Esta cifra refleja con crudeza el envejecimiento de un parque móvil que se sitúa entre los más antiguos de Europa y que plantea importantes desafíos en términos de seguridad vial, sostenibilidad ambiental y eficiencia energética.
En 2024, más de 3 tercios de los vehículos retirados definitivamente de las carreteras españolas tenían 20 o más años de antigüedad / Archivo
Un parque automovilístico envejecido con consecuencias
La edad media de los turismos en España supera los 14,5 años, frente a los 11,8 años de la media europea. Este desfase no es anecdótico: los vehículos más antiguos presentan mayores emisiones contaminantes, menor eficiencia en el consumo de combustible y un nivel de seguridad muy inferior respecto a modelos más recientes.
Conducir un coche de más de 20 años implica exponerse a riesgos mayores en caso de accidente, ya que estos vehículos carecen de muchos de los sistemas de asistencia y seguridad activa que hoy se consideran básicos, como el control de estabilidad (ESP), los sistemas avanzados de frenado o los múltiples airbags. Al mismo tiempo, los motores más antiguos, en especial los diésel matriculados antes de 2006, son una de las principales fuentes de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas, responsables de la mala calidad del aire en entornos urbanos.
Además, el impacto económico tampoco es menor. Los vehículos más antiguos suelen presentar averías recurrentes y un mayor coste de mantenimiento, lo que repercute en la economía doméstica de los conductores. Paradójicamente, muchos de estos propietarios no pueden permitirse la compra de un coche nuevo o electrificado, quedando atrapados en un círculo vicioso de dependencia.
“El envejecimiento del parque no son solo estadísticas: es un problema que afecta directamente a la salud pública y a la seguridad en carretera. Cada año que pasa aumentar el número de vehículos que no cumplen los estándares actuales de seguridad y eficiencia”, explica Esteban Alabajos, director de RODES, red de desguaces.

Conducir un coche de más de 20 años implica exponerse a riesgos mayores en caso de accidente / ZOWY VOETEN
2024: un año récord en bajas, pero aún insuficiente
El año pasado se dieron de baja 1.168.000 vehículos en España, una cifra histórica desde que la DGT recopila este dato. El incremento respecto a 2023 fue del 27,4%, impulsado por la entrada en vigor de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en ciudades como Madrid y Barcelona, que restringen la circulación de coches sin etiqueta ambiental, y por episodios excepcionales como la DANA en Valencia, que dejó cientos de miles de vehículos sin posibilidad de reparación.
Si bien la cifra parece alentadora, el dato de que el 76,5% de estos vehículos tuvieran 20 o más años revela que el rejuvenecimiento del parque aún se produce a un ritmo muy lento. En otras palabras: sí, se están retirando más coches, pero mayoritariamente aquellos que ya rozaban el límite de lo utilizable.
Factores que retrasan la renovación del parque
La renovación del parque automovilístico español se enfrenta a múltiples desafíos que dificultan la transición hacia vehículos más modernos, eficientes y menos contaminantes. Desde limitaciones económicas hasta hábitos culturales, pasando por la desigual implantación de políticas medioambientales, distintos factores se combinan para ralentizar la sustitución de coches antiguos. A continuación, se detallan los principales obstáculos que afectan tanto a particulares como a profesionales del sector:
- Acceso limitado a vehículos nuevos o electrificados: Aunque existen planes de ayuda como el Moves III, su alcance es limitado. Los precios de los coches eléctricos siguen siendo elevados para muchas familias y las infraestructuras de recarga continúan siendo insuficientes en gran parte del país.
- Inflación y costes de vida: El mercado de segunda mano ha experimentado un alza de precios que tampoco facilitan el relevo.
- Cultura de “apurar” el vehículo: Existe en España una arraigada costumbre de mantener los coches durante el mayor tiempo posible.
- Desigual implantación de las ZBE: Mientras que ciudades como Madrid o Barcelona han acelerado las restricciones, otras localidades aún no han desplegado de forma completa sus Zonas de Bajas Emisiones.

La renovación del parque automovilístico español se enfrenta a múltiples desafíos / Archivo
Soluciones y oportunidades para el futuro
Frente a este panorama, expertos del sector coinciden en que es necesario un enfoque integral que combine incentivos económicos, educación ciudadana y una infraestructura más adecuada. Algunas medidas clave serían:
- Mejorar los programas de ayudas: ampliar y simplificar los planes de apoyo a la compra de vehículos menos contaminantes, haciéndolos más accesibles y ágiles para los ciudadanos.
- Potenciar el mercado de recambios reutilizados: fomentar el uso de piezas recuperadas y reconstruidas procedentes de desguaces, que permiten alargar la vida útil de coches relativamente jóvenes de forma segura, económica y sostenible.
- Reforzar la red de transporte público: ofrecer alternativas reales a quienes se ven obligados a mantener un vehículo antiguo por falta de opciones de movilidad en su entorno.
- Impulsar la economía circular en automoción: asegurar que los vehículos retirados son tratados en Centros Autorizados (CAT), donde se garantiza el reciclaje de materiales y la adecuada gestión de residuos peligrosos.
La gestión de vehículos al final de su vida útil es un eslabón esencial para avanzar hacia un modelo de movilidad más sostenible. Todo ello contribuye a que el impacto ambiental de la automoción sea menor y a que la transición hacia un parque móvil más moderno y limpio sea económicamente viable.