Un gigantesco proyecto de reforestación está en marcha a lo largo del continente africano para detener el avance del desierto del Sáhara. Se trata de una operación de largo alcance, tanto geográfica como temporalmente, que puede compararse a lo que hace en gobierno chino en su país. Aunque comenzó hace ya casi veinte años ¿cuáles son sus resultados reales? Una investigación hace balance de este proyecto.
El proyecto de la Gran Muralla Verde de África comenzó como un ambicioso plan para construir una franja de árboles de 15 kilómetros de anchura y 6.000 kilómetros de longitud en el norte de África. La Unión Africana lanzó el proyecto en 2007 con la intención de que los árboles atravesaran 11 países del Sahel, restaurando 100 millones de hectáreas de tierra desde Senegal hasta Yibuti y Etiopía.
Aunque el objetivo principal es frenar el desierto, la Gran Muralla China es también un arma contra la pobreza, la emigración forzosa e incluso el extremismo político. De ahí la importancia del éxito de este proyecto multinacional.
El objetivo es recuperar suelo verde en África para frenar el desierto / Agencias
Los investigadores ambientales Annah Lake Zhu y Amadou Ndiaye se han ocupado de analizar los resultados concretos obtenidos tras todos estos años. Analizaron imágenes satelitales de la sección senegalesa de la muralla (Senegal es el país más activo en el proyecto de restauración africano) y descubrió que tan solo una de las 36 áreas de replantación previstas tenía ahora más vegetación de la que tendría en condiciones naturales.
El dinero se promete, pero no llega
“Las promesas financieras a menudo no se han cumplido, el dinero para el muro verde no llega a materializarse sobre el terreno y los nuevos árboles tienen una baja tasa de supervivencia”, afirman los investigadores en un artículo publicado en The Conversation.
¿Cuánto dinero se prometió, cuánto ha llegado y adónde ha ido? Hasta la fecha, se han prometido más de 20.000 millones de dólares, incluyendo grandes sumas como los 4.000 millones prometidos en la conferencia sobre el clima de París de 2015 y los 14.300 millones comprometidos en la Cumbre One Planet de 2021.
Hasta la fecha, se han prometido 20.000 millones de dólares, pero hasta marzo de 2023 solo había llegado 2.500 millones
Frente a esas cifras, una evaluación de 2020 evidenció que los países de la Gran Muralla Verde solo recibieron 149 millones de dólares estadounidenses entre 2011 y 2019. Y de los 14.300 millones de dólares prometidos para 2021, para marzo de 2023 solo se habían desembolsado 2.500 millones.
“Las promesas en las cumbres mundiales acaparan titulares, pero no siempre se materializan. A menudo, solo una pequeña fracción de la financiación prometida llega a los países destinatarios, y una fracción aún menor llega a verse sobre el terreno”, señalan Zhu y Ndiaye.
La burocracia, el gran enemigo
Esta brecha se produce por varias razones, aunque la principal es la burocracia. Cada proyecto de la Gran Muralla Verde que recibe financiación de entidades financieras internacionales como el Banco Mundial, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial o el Banco Africano de Desarrollo debe pasar por rigurosas fases de preparación y aprobación. Los fondos no se transfieren instantáneamente: algunos países cuentan con una agencia designada para recibir los fondos, otros no. Gran parte de la financiación se destina a proyectos de desarrollo que se alinean con los objetivos de la Gran Muralla Verde, pero no necesariamente se utilizan directamente para la plantación de árboles.

Preparación de plantones para el proyecto de la Muralla Verde / FAO/Benedicte Kurzen
Incluso si los fondos prometidos pudieran aparecer instantáneamente en las cuentas de los países receptores, los gobiernos a menudo carecen de la capacidad para absorber y distribuir grandes sumas a nivel local. Las limitaciones presupuestarias de esos países también pueden llevarles a redirigir esos fondos a otros sectores, como infraestructuras, educación y salud.
“Además, muchos países de la Gran Muralla Verde (Burkina Faso, Malí, Níger) están gobernados por regímenes que ya no son favorables a Occidente. La mayor parte de la ayuda a largo plazo para el medio ambiente y el desarrollo se ha suspendido, y las zonas rurales que debían recibir esta ayuda se han visto desestabilizadas por la inseguridad”, explican los autores de la investigación en su artículo.
Resultados muy lejos de lo esperado
El estudio realizado por ambos concluyó que la Gran Muralla Verde genera empleos en nuevos viveros, plantaciones y trabajo como guardianes en los sitios de reforestación. La recolección de productos forestales no maderables (goma arábiga y dátiles del desierto) es otro beneficio de la Gran Muralla Verde, que también proporciona servicios sociales como atención sanitaria.
Ahora bien, estos empleos suelen ser efímeros, limitándose principalmente a la temporada de siembra o al establecimiento de una nueva parcela de reforestación, según constataron.
El reto no sólo es que envíe dinero, sino asegurarse de que ese dinero llega a su destino final
Desde el punto de vista ecológico, el impacto es mucho menos evidente. “Nuestro análisis de imágenes satelitales de 36 parcelas de reforestación en Senegal mostró que solo dos estaban mucho más verdes desde la construcción del muro. Y solo una de ellas era más verde de lo que habría sido de forma natural”.

Trazado previsto de la Gran Muralla Verde / Annah Lake Zhu
“Esto puede deberse a que los nuevos árboles no reciben riego. Aunque se plantan especies resistentes a la sequía, muchos árboles mueren si la temporada de lluvias es suave. Además, los árboles son pisoteados o comidos por el ganado cuando las cercas no se mantienen adecuadamente”, añaden.
Qué hacer para que haya resultados
Por tanto, el ambicioso proyecto de la Gran Muralla Verde de África apenas ha tenido un impacto ecológico en Senegal, uno de los países más implicados. Sin embargo, los autores consideran que el dinero no es lo más importante. “Proyectos de gran envergadura como estos necesitan algo más que dinero. Necesitan formas fiables de hacer llegar el dinero a su destino final”.
Contacto de la sección de Medio Ambiente: [email protected]
Sus recomendaciones son las siguientes: “Las evaluaciones de proyectos también deben dejar de utilizar únicamente las actividades (como el número de árboles plantados) como indicadores de éxito. En cambio, son los resultados de estas actividades (mayor vegetación y menor degradación del suelo) los que demuestran el éxito”.
Además, ahora existen nuevas y potentes herramientas de monitorización digital y remota para supervisar la Gran Muralla Verde. “Nuestra recomendación es utilizarlas: establecer objetivos de aumento de la vegetación a lo largo del trazado de la muralla, monitorizar los impactos del proyecto a distancia y recompensar generosamente los logros. Este es el modelo para el futuro. Va más allá de las promesas simbólicas para centrarse en cambios reales sobre el terreno”, señalan.