El BBVA y el Sabadell se han enzarzado en los últimos días en una guerra de mensajes contradictorios para tratar de decantar a su favor el resultado de la oferta de compra (opa) del primer banco sobre el segundo. La batalla dialéctica comenzó cuando hace 17 meses se anunció la operación, pero se ha recrudecido esta semana porque el plazo de aceptación para los accionistas de la entidad catalana vence en la medianoche del próximo viernes al sábado. Uno de los aspectos más llamativos de este combate es que la entidad de origen vasco afirma que superará «muy cómodamente» el 50% del capital social de su rival, mientras que el banco vallesano defiende que «va a rozar el poste del 30%, si es que llega».
El Sabadell decretó un apagón informativo sobre la composición de su accionariado al inicio de la opa (más allá de las participaciones significativas que han de ser declaradas ante la CNMV) para no dar pistas al BBVA. Hace unos días, sin embargo, reveló unos datos al respecto que básicamente han sido dados por buenos por la entidad de origen vasco.
Según esta información, algo más del 40% de sus acciones están en manos de inversores minoristas (de los que un 80%, es decir el 33% del capital social, las tienen depositadas en el propio banco). Otro 5% de los títulos son de lo que denomina socios estratégicos (básicamente Zurich, con la que tiene una alianza en el negocio de seguros que probablemente se rompería si el BBVA triunfa y que ya ha anunciado que no acudirá a la opa con su 4,947%).
Otro 20% del capital es propiedad de los fondos de inversión pasivos, que básicamente replican la composición de ciertos índices bursátiles y que, por ello, deben comprar las acciones de todas las empresas que componen dichos índices. Y el 35% restante está en manos de fondos de gestión activa, entre los que incluye el de David Martínez, el financiero mexicano y consejero del banco que se ha desmarcado del resto de administradores y ha anunciado que acudirá a la opa con su 3,86% del capital.
El BBVA ha afirmado públicamente que calcula que podría quedarse entre el 60% y el 70% de aceptación. Su consejero delegado, Onur Genç, aseguró este martes estar «muy satisfecho» sobre las opciones de éxito de su opa tras haber «estado interactuando con todos» los tipos de accionistas. El banquero turco, así, afirmó que tras hablar con «cada uno» de los inversores institucionales del Sabadell, «todos o prácticamente todos» le han trasladado que aceptarán la opa. Ello, sumado al apoyo ya anunciado de David Martínez, le brindaría en torno a un 35% del capital social.
Sobre los fondos pasivos, recordó que acuden a las opas con un porcentaje de su participación similar al porcentaje de aceptación que prevén que obtenga la oferta, con un cierto «sesgo positivo» a sobreponderar la opción que creen más probable. «Muchos de ellos nos han dicho que irán con el 50% o más», afirmó. Estos fondos tienen el 20% del capital social del Sabadell, con lo que si se cumple la afirmación de Genç, el BBVA sumaría al menosotro 10% al 35% de los fondos activos: 45%.
En cuanto a los minoristas, reconoció que su banco solo tiene información de los accionistas del Sabadell que tienen depositados los títulos en el propio BBVA y que apenas representan el 2% del capital social de la entidad catalana. Sin embargo, afirmó que tras el apoyo de David Martínez, se está viendo una «clara aceleración en la aceptación» por parte de los pequeños inversores, que ahora pueden acudir a las oficinas de BBVA a sumarse a la oferta aunque no sean clientes.
De ello se colige que el BBVA confía en los minoritarios para saltar del en torno al 45% de aceptación que confía en que le brinden los fondos a ese rango de entre el 60% y el 70% que afirma esperar obtener. «Hay que preguntarse: si todos los que se dedican a esto profesionalmente, todos los gestores financieros profesionales, van a aceptar la opa, ¿por qué lo hacen? Si hacen los cálculos de forma profesional, ¿no deberías plantearte también por qué lo hacen? Creo que esto va a quedar muy claro», lanzó Genç.
A partir de los mismos mimbres, el Sabadell hace una cuenta totalmente distinta. Su consejero delegado, César González-Bueno, afirmó el lunes que «rozar el poste del 30% es extraordinariamente difícil». Así, mantuvo que los accionistas minoristas que aceptarán la opa solo representarán el «2%-3%» del capital social o poco más («¿4%? No sé cómo»). Lo basó en el ritmo de aceptación que constata en el 33% del capital en manos de pequeños accionistas que tienen sus títulos depositados en la entidad: «Es un goteo».
En cuanto a los fondos pasivos, sostuvo que le dan una probabilidad de éxito a la operación del 30%, con lo que la aceptarían por el 6% de su 20% del capital del Sabadell. Todo ello sumado al 3,86% de David Martínez daría lugar a un «12% y pico, aproximadamente».
En cuanto al en torno al 30% de las acciones en manos de fondos activos (excluyendo al financiero mexicano), el banquero aseguró que solo a «la mitad le gustaría que saliese la opa». Y de ese 15%, afirmó tener «muchísimas dudas» de que acudan con todo el capital, porque podrían ir solo con parte para provocar una segunda opa. En conclusión, su cuenta es que la aceptación podría rondar el 25%, sin excluir del todo que pueda sobrepasar ligeramente el 30%.
La razón de fondo de estas cuentas tan contradictorias es que ambas entidades tratan de asentar un relato que lleve a los accionistas indecisos a pronunciarse a su favor. El BBVA sostiene que su oferta es tan atractiva que hará que todos los inversores profesionales la apoyen y niega que la segunda opa que podría lanzar (si se queda entre el 50% y el 30%) pueda ser más atractiva que la primera, como sostiene el Sabadell. Su propósito es provocar un efecto arrastre en los pequeños accionistas, que todo apunta a que pueden ser claves en el resultado final.
En sentido contrario, la entidad catalana afirma que la primera opa no ha logrado convencer a todos los fondos de inversión accionistas y que, incluso los que quieren aceptar la propuesta del BBVA, saben que es «más inteligente» esperar a la segunda opa. Su objetivo es sembrar dudas en los minoristas con la esperanza de que el BBVA no llegue ni siquiera al 30% y, por tanto, la segunda opa no pueda tener lugar.
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