El Consejo Escolar del Estado –formado por docentes, familias, administraciones públicas, empresas y sindicatos– reclama en su último informe una propuesta largamente reivindicada pero que ningún gobierno ha puesto sobre la mesa: la educación obligatoria y gratuita hasta los 18 años. Es decir, dos más del límite actual: 16 años, cuando termina la ESO. La mayoría de los especialistas están a favor y pronostican como resultado una importante reducción del abandono escolar temprano, tal como ha ocurrido en Portugal (del 28,3% en 2010 al 6,6% en 2024). También hay voces contrarias que apuntan a que el debate debería centrarse no tanto en cómo retener a los chavales en el aula sino en analizar por qué dejan los estudios. ¿Cómo lo hacen en los países de nuestro alrededor?
En Alemania el sistema educativo no tiene una regulación única para todo el país, sino que las competencias corresponden a los 16 ‘länder’, los estados federados. La norma general es que el periodo de educación obligatoria sea de 10 años, que arrancan a los 6 y se prolonga hasta los 16 o, en algunos ‘länder’, hasta los 17 o 18. La responsabilidad con el cumplimiento de la educación obligatoria corresponde a los padres.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que a partir de los 16 se flexibiliza esa obligatoriedad para aquellos que no cursen estudios en institutos de bachillerato, orientados al ingreso en la universidad, sino que se hayan dirigido hacia la formación profesional. En Alemania, la diversificación hacia el bachillerato o la formación profesional arranca con la escuela secundaria. Para aquellos que se hayan dirigido hacia el aprendizaje de oficios, a partir de los 16 años se entra en la obligatoriedad flexible, que compagina los estudios con las enseñanzas prácticas. Gemma Casadevall
En el Reino Unido todos los alumnos están obligados a ir al colegio hasta los 16 años, cuando termina la educación secundaria y se completan los exámenes finales, conocidos como GCSE. Sin embargo, desde 2013, los jóvenes en Inglaterra deben seguir algún tipo de educación o entrenamiento hasta los 18, ya sea estudiando el equivalente al bachillerato; entrando en los ‘apprenticeships’ —un tipo de trabajo combinado con formación en ese ámbito—; o cursando estudios a tiempo parcial, combinados con un trabajo o un voluntariado de al menos 20 horas semanales. En el caso de Escocia, Gales e Irlanda del Norte, no es obligatorio seguir formándose hasta los 18 años y la edad mínima para dejar los estudios sigue fijada en los 16 años. Lucas Font
La estructura del sistema educativo francés se divide en cuatro niveles: la escuela infantil, de 3 a 6 años; la escuela primaria, de 6 a 11; y los dos últimos ciclos, secundaria inferior y superior, donde se encuentra una ligera diferencia entre el sistema educativo español y el francés. La secundaria inferior se sitúa entre los 11 a 15 años, y la secundaria superior, de los 15 a los 18. Esta última se divide en tres verticales –general, tecnológico o profesional–. Los jóvenes deberán elegir una de estas opciones en base a su futuro educativo.
Es en esta última etapa cuando los estudiantes, cumplidos los 16 años, pueden abandonar los estudios. Sin embargo, al producirse a mitad del último ciclo, la mayoría de jóvenes acaban optando por finalizar los estudios a los 18 años. Una vez acabado todo el ciclo escolar, los estudiantes franceses se enfrentarán al examen de Baccalauréat, también conocido como BAC. En este examen escrito y oral deberán intentar sacar la mejor puntuación para posteriormente acceder a alguna universidad o escuela. Leticia Fuentes
En Italia la educación obligatoria está regulada a nivel nacional y tiene una estructura bastante definida. Desde los 6 hasta los 16 años la escolarización es obligatoria y se organiza en tres principales etapas: escuela primaria, escuela secundaria de primer grado y escuela secundaria de segundo grado. En esta última etapa, los estudiantes tienen la opción de decidir si prefieren acudir a Liceos (que pueden ser: clásico, científico, artístico, lingüístico, musical, etcétera) para una educación más académica y orientada a seguir estudiando en la universidad; a institutos técnicos, con un enfoque más técnico-científico y económico, o a institutos profesionales, para una formación más práctica y orientada al trabajo. Además, después de los 14 años, como alternativa a los liceos o institutos, también se tiene la posibilidad de la llamada Formación Profesional Regional, gestionada por las regiones y también de alto contenido práctico. Irene Savio
Portugal amplió en 2009 la escolaridad obligatoria hasta los 18 años o hasta completar la educación secundaria. Esta medida, junto con el impulso de la enseñanza profesional y políticas de apoyo social, ha sido clave en la reducción del abandono escolar temprano. En 2010, el 28,3 % de los jóvenes de 18-24 años había dejado los estudios sin completar el nivel secundario; en 2024, la tasa ronda el 6-8%, situando al país por debajo de la media europea. La medida también ha impactado en una mejora de las cualificaciones, aunque persisten desigualdades regionales y un ligero repunte reciente del abandono. En conjunto, sin embargo, la iniciativa ha consolidado un cambio estructural que ha reducido el abandono precoz de forma sostenida.
En Estados Unidos la educación no es competencia del gobierno federal sino de los estados, cada uno de los cuales fija las edades mínima y máxima de educación obligatoria.
En la mayoría esa obligatoriedad va desde los 5 o 6 años hasta entre los 16 y los 18 y más de la mitad, además de DC, exigen la escolarización hasta los 18. Barack Obama en 2012 propuso que todos los estados la requirieran hasta esos 18 o la graduación, pero no dio ningún paso federal para incentivar esa propuesta.
Algunos estudios comparativos que se han realizado no arrojan resultados claros sobre el impacto de subir la edad de escolarización. Un análisis que el laboratorio de ideas Brookings publicó tras la propuesta de Obama, por ejemplo, concluyó que elevar la edad de asistencia obligatoria no garantiza que aumente la tasa de graduación. Ese estudio apuntaba a que elevar la edad de escolarización obligatoria es por sí solo insuficiente y señalaba que tiene mucho mayor impacto que la edad la calidad y la financiación de la educación, que en EEUU se financia principalmente con impuestos locales y depende mucho de cada distrito escolar, o la presentación de alternativas. Idoya Noain
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