Fue detenido y condenado a 11 años de cárcel, junto a otros seis trabajadores del aeropuerto de Barajas, por formar parte de una organización que traficaba con drogas en el aeropuerto madrileño. La Guardia Civil y la Policía desarticularon la red en diciembre de 2023, lo llamaron operación Laundry y recuperaron 180 kilos de cocaína.
El sistema empleado por los narcos era tan sencillo como eficaz. Aprovechaban la posición privilegiada de varios trabajadores del aeropuerto y enviaban mochilas con etiquetas sin nombre cargadas de cocaína a bordo de algunos aviones. Luego, ya en tierra, los empleados corruptos las recogían antes de que pasaran por los escáneres de la Guardia Civil.
Siete condenados
Los siete empleados fueron condenados por tráfico de drogas y pertenencia a una organización criminal. Ahora, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha absuelto a uno de ellos, el capataz de uno de los muelles del aeropuerto, en una sentencia del 16 de septiembre a la que ha tenido acceso el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica.
La decisión del TSJ se apoya en la escasez de indicios contra ese empleado, defendido por los abogados Juango Ospina y Beatriz Uriarte. En la sentencia se recoge que no existe una prueba de cargo contra el capataz. De hecho, durante la investigación el ahora inocente nunca se reunió con los otros integrantes del grupo, tampoco se cruzó llamadas ni mensajes con ellos ni se encontró nada contra él en los registros. Además, varios empleados corruptos confesaron su propia implicación en la trama, pero ninguno acusó al capataz, que siempre mantuvo su inocencia.
Cámaras de seguridad
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid cree «insuficientes» los indicios contra el hombre que sirvieron para detenerlo y condenarlo en primera instancia. Se trataba de imágenes de las cámaras de seguridad del aeropuerto (que acompañan este reportaje).
La principal corresponde al 13 de febrero de 2022, uno de los días en los que llegaban mochilas con cocaína en un avión procedente de Ecuador al aeropuerto de Barajas. En ellas se ve cómo uno de los narcos detenidos y condenados luego (que lleva un chaleco verde) «saludó de forma muy amistosa» al capataz (con chaleco naranja), «dándole un abrazo y palmadas en la espalda» en el muelle de la T-2 de Barajas. Luego, el capataz se va hacia su puesto de trabajo.
«Levantar sospechas»
La Guardia Civil y la fiscalía interpretaron que el capataz salía corriendo para retirar una de las mochilas cargadas con droga. Y por eso fue condenado por la Audiencia Provincial. El TSJ de Madrid, ante el que recurrió, admite que esa conducta pudo «levantar sospechas» entre los investigadores, pero no es un «indicio concluyente» contra el capataz.
El tribunal subraya que, a diferencia del resto de acusados, el capataz estaba en su horario laboral y en su puesto, que era el encargado de descargar las maletas y que así lo hizo con todas, y que fueron otros dos narcos los que «rescataron» la mochila con cocaína. En cuanto al saludo y el abrazo, subraya que «tampoco constituye un indicio claro» de su implicación en la trama y que «pudo deberse a su trabajo ordinario, no pudiéndose obviar en cuanto al abrazo y breve conversación que se trata de compañeros de trabajo».
La nueva sentencia mantiene la condena contra los otros seis ex trabajadores de Barajas y el resto de integrantes de la organización. Puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo.