A partir del año que viene, el gobierno chino exigirá a los exportadores de coches puramente eléctricos que obtengan una licencia para exportar estos vehículos. La medida pretende reforzar el control de Pekín sobre los modelos que se entregan en el extranjero. Hasta el momento, este requisito solo se aplicaba a los coches con motor de combustión o híbridos, pero el gobierno de Xi Jinping pretende fortalecer el control sobre la calidad de los vehículos que se venden en el extranjero.
Aunque el sector automotriz chino ofrece modelos con buena relación calidad-precio frente a los europeos, sigue teniendo una gran debilidad: el servicio al cliente después de la compra. En países como Francia, varios usuarios de la marca MG (una de las más conocidas entre las firmas chinas) han denunciado demoras considerables en las reparaciones, sobre todo en el modelo MG4, debido a la escasez de piezas.
La nueva regulación busca limitar la salida al mercado internacional de coches eléctricos sin las garantías adecuadas, especialmente aquellos distribuidos por intermediarios no oficiales. Estos canales paralelos, a menudo, no aseguran soporte técnico durante la garantía ni disponibilidad de repuestos. Con esta norma, el Ministerio de Comercio de China pretende proteger a los consumidores y evitar daños a la reputación de la industria automotriz nacional.
El mercado automovilístico chino se caracteriza por una competencia intensa y un gran número de fabricantes. Por ello, la exigencia de licencia también pretende ordenar el sector y reducir el riesgo de una guerra de precios entre exportadores informales y empresas registradas, que podría provocar pérdidas económicas o incluso la desaparición de algunos productores.
BYD, la empresa con más potencial
Además, esta política busca favorecer un desarrollo más sostenible dentro del propio país, impulsando a las marcas con capacidad de ofrecer estándares internacionales de calidad y servicio. De esta manera, se espera que solo las empresas con respaldo y estructura sólida puedan mantener sus operaciones en el exterior.
Entre las firmas con mayor potencial de consolidación se encuentra BYD, que planea ampliar su presencia en Europa mediante la construcción de plantas en Hungría y Turquía. Para sostener esta estrategia, las ventas en el continente deberán aumentar, y el gobierno chino quiere asegurarse de que ningún incidente afecte la imagen global de sus vehículos eléctricos.