La ingeniería vial ha enfrentado desafíos monumentales a lo largo del tiempo para superar las dificultades del terreno y conectar ciudades. A lo largo y ancho del mundo existen obras que no solo cumplen una función práctica, sino que se han convertido en verdaderas maravillas de la ingeniería moderna.
Al mismo tiempo, estos trayectos acaban siendo verdaderos atractivos turísticos que cualquiera al que le apasione conducir disfrutará recorriendo.
Puentes increíbles
Los puentes son unas de las construcciones más imponentes del mundo y, en algunos casos, parecen desafiar la gravedad. Por ejemplo, en China, el puente Changtai sobre el río Yangtsé es el atirantado más largo del mundo, con diez kilóemetros e incluso vías de tren, destacando por su diseño arquitectónico y su papel estratégico en la infraestructura nacional.
Puente Changtai, en China. / Photo.sina.cn
En México, el puente Baluarte Bicentenario, con 403 metros de altura, ostenta el título del puente atirantado más alto del mundo, reconocido por el Guinness World Records. Cruza un profundo barranco y es parte esencial de la autopista Durango-Mazatlán.
Europa también tiene algunos buenos ejemplos, como el puente Vasco da Gama, en Lisboa, que se extiende 17,2 kilómetros sobre el río Tajo y es uno de los más largos del continente.
Túneles imposibles
Los túneles son también buena muestra de la ingeniería moderna. En lugares donde las montañas parecían un obstáculo insalvable, las soluciones puestas en marcha han sido tan radicales como el túnel de Guoliang, en China. Fue excavado a mano por los propios habitantes de un pueblo aislado para atravesar la montaña y su trazado irregular y sus vistas al vacío lo han convertido en una atracción turística.

Túnel de Laerdal, en Noruega / Wikipedia
Por otro lado, Noruega alberga el túnel de Laerdal, el más largo del mundo, con 24,5 kilómetros. Diseñado con iluminación especial y áreas de descanso, permite recorrer largas distancias sin los ascensos y descensos de los pasos montañosos.
Rutas de altura
Algunas carreteras, además de panorámicas, destacan por su altitud y las condiciones extremas a lo largo de las que trazan sus kilólmetros. La carretera Karakórum, que une Pakistán con China, se eleva más de 4.600 metros sobre el nivel del mar y recorre increíbles paisajes con climas extremos.
Otro ejemplo icónico es el Paso Stelvio (de hecho, un coche tiene su nombre), en los Alpes italianos: 48 curvas cerradas en un ascenso de vértigo que atrae tanto a ciclistas como a automovilistas.

Carretera de Sa Calobra, en Mallorca. / Mallorca
En España también hay una de estas carreteras que cortan la respiración. Se trata de la carretera de Sa Calobra, en la isla de Mallorca, una trazada que desciende abruptamente entre acantilados con curvas tan cerradas que su diseño incluye un giro de 270 grados, apodado «nudo de la corbata».